Capitulo 5.- Bienvenido, Derek.

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Capítulo 5.

 -¿Qué? -elevó sus cejas- 

-Que…me pones –repetí. Bajando mi mirada hacia sus labios-  

-No estoy sorda, ¿sabes? –Preguntó-

-¿Y para que preguntas? –Dije, volviendo mi mirada hacia sus ojos azules-

-Dios mío, me voy de aquí, eres un enfermo…-Murmuró, negando con la cabeza-

¿Enfermo?... ¿Quería guerra? pues la iba a tener. Me encantaba hacerla rabiar.

Antes de que se fuera le cogí del brazo y lentamente la fui acercando a mí. Le fui acariciando la mano y la dejé enfrente de mí.

Entrelacé nuestros dedos y después la acerqué más. Junté mi frente con la suya y ella cerró los ojos. Después de mirarle un buen rato le di un beso en la mejilla. Siempre que le hago eso a una chica es para besarla, y ahora, quería dejarla con las ganas. Ninguna chica se resiste a las caricias.  Me miró incrédula y yo le guiñé el ojo. Saliendo por la puerta del baño. 

 Y me fui. Me reí por dentro al ver la cara que tenía. Otro punto a favor, le gustaba.

[...]

Gruñí y me froté los ojos. Me levanté con un poco de mareo y después me fui a lavar la cara al lavabo. Bajé las escaleras torpemente y entré en la cocina. Abrí la nevera y cogí la botella de zumo. Me la bebí y la tiré a la basura. Después me fui a duchar. No escuché a Kiara, por lo que suponía que se habría ido otra vez.

Y efectivamente, cuando fui a abrir la puerta de mi habitación me encontré un post pegado. "Me he ido, no voy a comer contigo, búscate la vida. Kiara.". Perfecto, había conseguido lo que quería. Sonreí al imaginarme como lo escribiría, toda indignada y enfadada. Reí. 

Me di una ducha rápida y me puse una camiseta negra de manga corta con unas bermudas tejanas. Me empezó a vibrar el móvil y lo cogí de seguida.

-¿sí?

 -¿Lucas?

 -¿Derek? ¿Eres tú?

 -¡Sí, soy yo! ¡Tú primo!

 -Hostia, ¡cuánto tiempo! ¿Te has cambiado de número?

 -¡Sí, me lo cambié hace poco!

 -No lo sabía, con razón no me contestabas a los mensajes, ¡cabrón! -reímos-

 -Bueno, te llamaba para decirte que voy a ir todo el verano de intercambio, y me han dicho que tu estas en Miami, y ahí es donde voy yo, ¿puedo quedarme en tu casa? Es que mis padres después de lo del divorcio y todo…ya sabes…se han vuelto demasiado protectores…-no le dejé acabar-

 -Eh, pues…¡claro! no hay problema, lo consultaré con mi madre pero seguramente que sí, ves preparándote, tengo que enseñarte todo esto…vas a alucinar. ¡Hay chicas, bebida y fiestas por un tubo!

 -Oh si, sabes que eso me encanta -reímos- 

 -Sí, bueno, ya sabes, aquí para todo, además, está la habitación de invitados, no habrá problema. La casa es bastante grande.

Princesa, ven conmigo hasta el infinito y más allá [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora