La vida te puede cambiar de un día para otro, pero no todo tiene que ser para mal. Xenia Márquez Pérez es una recién descubierta cantante, que tras subir un vídeo a YouTube y llegar a miles de visualizaciones llega de golpe a la fama sin quererlo de...
(Marc) Ha pasado ya mes y medio desde que sé que voy a ser padre. Aquel día 1 de enero nada más sonar las campanadas Xenia me llamó desde Almería y me soltó la bomba informativa. Y un poco más de un mes desde que hablamos y arreglamos la situación que teníamos. Fue culpa mía estar así, y por suerte, Xenia me aceptó de nuevo a su lado. Supongo que el bebé a sido parte de ayuda para que no me mandase a la mierda sin pensárselo.
No la he dejado sola menos cuando me tuve que ir a principios de mes a presentar la Repsol Honda en Yakarta, Indonesia. Y de seguido al circuito de Sepang, en Malasia para los primeros test de pretemporada del año 2020.
Y hoy, además de cumplir 27 años, vamos a ver al bebé. Estoy muy nervioso. Àlex ya me ha dado varias collejas hoy, y Xenia no hace más que reírse de mis nervios. Pero es que hoy va a ser la primera vez que lo vea. O la vea. Quién sabe lo que será.
-Hermanito. Relájate. Solo vas a ver a tu hijo. No te vayas a morir de un infarto antes de verle. -Cállate Àlex. Cómo tú no vas a pasar por esto nunca. -¿Quién sabe? -¿Pero tú no...? Mejor lo olvido. Solo dices tonterías. -Lo que tú digas, el que se está haciendo viejo eres tú, no yo. -¡¡CÁLLATE YA!!- le grito a mi hermano ya de los nervios. -Àlex, por favor. Sí no es por Marc, al menos hazlo por tu sobrino. Necesito que esté calmado. -Vale. El tito Àlex ya deja a papi tranquilo.
Me dan ganas de llamarle ridículo, pero no quiero provocarle yo ahora. Xenia tiene razón. Lo que necesita hoy es que esté con ella y no la altere de más.
-¡Ay!- oigo decir a Xenia. -¿Le pasa algo al bebé?- le pregunto corriendo a su lado. -No. El bebé está genial. Es que es tan mono.- dice mirando el teléfono. -¿El qué?
Xenia me pasa su teléfono y puedo ver en la pantalla una foto de cuando Àlex y yo éramos niños. Ya ha vuelto a subir una foto a las redes por mí cumpleaños.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-¿Te parezco mono? -Tú no. Me refería a Àlex. Yo también quiero un chiquitín así de mono. A ver si el peque se parece a su tito. -¿Y yo que tengo de malo? -Eras un esqueleto, Marc. No quiero tener miedo a coger a mi propio hijo por si se me rompe de lo delgadito que es. -Además, todos sabemos que el guapo de la familia soy yo, Marc.- dice Àlex, al que me dan ganas de darle con una sartén en la cabeza. -¿Qué tú qué? Se te ha subido el ego, ¿no? -Aquí nadie puede hacer una broma, eh. Váyanse ya o al final enterramos a Marc hoy mismo. -No lo dudo.- le responde Xenia y me agarra del brazo para que la acompañe.
Salimos del piso de Xenia, donde dejamos a Àlex solo allí y vamos en mi coche al hospital para la consulta con el médico. Quizás tenemos suerte y entramos antes de tiempo. No sé si voy a sobrevivir a los nervios por ver y oír a mi hijo por primera vez.
Llegamos a fuera de la consulta y nos sentamos. Al principio estoy tranquilo. Pero luego me es imposible estarme quieto. Xenia no dice nada, pero sé que está sintiendo vergüenza ajena y que además ella tampoco está tranquila y solo está aguantando por no ponerme a mí aún más nervioso. Si es que es posible.
Podrían ser 15/30 minutos o 3 horas lo que esperamos a que nos atiendan. Aunque creo que tira más a lo primero que a lo segundo. Los nervios hacen que el tiempo me pase más lento.
Entramos en la consulta. Yo estoy todavía medio en el aire así que no te entero de nada de las cosas que le van preguntando a Xenia. Yo solo sigo a esta y a la doctora como un perrito obediente.
Cuando va a empezar solo puedo estar fijo mirando a la pantalla del ecógrafo hasta que lo veo. Ahí está mi bebé. Nuestro bebé. Y de seguido empezó a oír su corazón acelerado. Poder verlo, así, pequeñito y escuchar cómo le va a mil el corazón, solo hace que me bajen dos ríos de lágrimas por la cara. De la emoción, claro. No puedo estar más emocionado hoy. Es mi cumpleaños, y por fin he podido ver a mi hijo. Es el mejor día de mi vida.
Me fijo en Xenia un momento y veo como también está llorando mientras me mira a mí y a la pantalla. Va cambiando de uno al otro. Pero no dice nada.
La doctora nos asegura que está perfectamente, y le da la próxima cita a Xenia. A ver si no me coincide con un GP. No quiero perderme nada de este pequeño o pequeña. Porque no, yo voy demasiado rápido, y todavía eso no hemos podido descubrirlo. En la próxima revisión quizás. Depende de si se deja ver bien.
-Gracias.- dice Xenia, de pronto. -¿Por? -Por todo esto. No... No he sentido nada igual en mi vida, Marc. -Yo también estoy muy emocionado. -Ya te he visto. ¿Estás más tranquilo? -Sí. Ahora sé que estáis bien. ¿Cuándo tienes la próxima? -El 22 de abril. -Creo que estaré ya de vuelta del GP de Termas. Así que ahí estaré. -No lo dudo, Marc. Pero no pasa nada si no estuvieras. Es tu trabajo, no puedes no ir por una revisión. -Lo sé. Pero no quiero perderme saber qué va ser. -Quizás nos enseña el culo y no podemos saberlo tampoco. -Espero que no.- digo, y nos echamos a reír los dos.
Volvemos a su piso donde dejamos a Àlex solo, y le contamos que su sobrino o sobrina está muy bien y que el día anterior a su cumpleaños le veremos de nuevo.
Ahora con los tres más tranquilos, pasamos el resto de día juntos hablando del bebé, de todo lo que vamos a necesitar, y bueno, también aparece una tarta con un 27 para celebrar mi cumpleaños. Pero eso la verdad es que para mí es lo de menos. Ya me importa poco los años que cumpla. Ahora mi prioridad son Xenia y el bebé. Solo ellos y su seguridad. Mi chica, y mi hijo. ¿Qué podría haber más importante que ellos? ¿Y qué podría alejarme de su lado ahora mismo? Menos los fines de semana de Gran Premio, nada más me opondrá estar al lado de Xenia. Nada.