《 Burbujeo 》

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Ya había pasado un mes desde que comenzamos las clases. El tiempo transcurría rápido.

Mis cortas vacaciones de modelaje habían llegado a su fin. He vuelto a las sesiones de fotos, entrevistas, entre más.

Por otro lado, el ser Ladymoon se tornó un tanto... extraño. Chat noir comenzó a estar bastante apegado a Ladybug, aquello me molestaba por alguna razón que desconozco.

También me he vuelto muy cercana a Adrien, es como mi mejor amigo. Salimos de vez en cuando puesto a que a su padre le agradaba que pase tiempo conmigo. Oh, hablando de él... ¡Hoy es su cumpleaños!

En estos momentos me encontraba desayunando, sentada en un taburete de la cocina mientras movía mis pies en el aire muy felizmente.

—¡Hoy es el cumpleaños de Adrien, Nova! —exclame con cierto entusiasmo mientras llevaba el último trozo de fruta a mi boca.

Adoraba los cumpleaños.

—Lo sé ________, me lo repetiste toda la mañana —mencionó la pequeña kwami, riendo suavemente.

—Lo siento, me genera emoción.

—No te vayas a olvi... —la puerta de la cocina se abrió de golpe, interrumpiendola.

Nova se escondió rápidamente entre los mechones de mi cabello al ver a Amelia, la ama de casa, entrar con su respectivo delantal blanco.

—¿Terminó su desayuno, señorita Baez? —preguntó la empleada amablemente mientras retiraba los platos sucios.

—Si, muchas gracias Amelia. Estuvo delicioso —le dediqué una sonrisa antes de ponerme de pie y salir de la cocina, dirigiendome a las escaleras para subir por ellas.

Al estar en mi cuarto, comencé a cambiar mi pijama por ropa para ir a el instituto, alistandome y peinando un poco mi cabello castaño.

Caminé a mi tocador a paso lento para abrir uno de los tantos cajones y de este sacar una pequeña caja azul marino. Tomé mi mochila negra y salí de la mansión, donde Josh me estaba esperando.

—Por aquí, señorita Baez —indicó, abriendo la puerta del coche para que entrara.

—Gracias Josh —le agradecí, realizando dicha acción.

Cerró la puerta y partimos hacia el instituto.

Luego de unos minutos...

Caminaba tranquilamente enfrente de la entrada, eleve una ceja al ver a Marinette y a Alya detrás de las escaleras, parecían esconderse mientras veían algo un poco más allá.

—¿Por qué nos escondemos? —cuestioné de repente, parada a un lado de ellas y provocando que ambas se sobresaltaran.

—Solo eres tú... —Marinette llevó una mano a su pecho, suspirando con alivio.

—Uhm... ¿Gracias? Creo.

—Mira hacia allá —Alya señaló a las escaleras con la cabeza.

Alcé mi vista y observé como Adrien hablaba animadamente con su mejor amigo, Nino.

Bajé la mirada a las manos de la azabache y me encontre con un obsequio envuelto en papel decorativo. Comprendí que quería entregarselo al rubio.

—¡Tú puedes! ¡Tú puedes! —alentó la de lentes, haciendo un gesto con las manos.

—¡Yo puedo! ¡Yo puedo! —le imito con entusiasmo, girandose a él para mirarlo—. Yo puedo, yo puedo... —mencionó nuevamente, esta vez algo desanimada.

—No, no puedes Marinette —suspiró Alya—. Lo has intentado durante toda la mañana, ¡hazlo ahora! —le dio un empujón que logro hacerla salir de su escondite, llamándo la atención de ambos jóvenes.

Ladymoon《 Adrien Agreste y tú 》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora