《 Oso maloso 》

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—Les voy a contar un secreto, siempre agregó crema de chocolate para que el ganache sea más aterciopelado —explica Tom, colocando dicho ingrediente en el tazón con la mezcla—. Luego lo dejo reposar durante un minuto.

El padre de Marinette accedió a darnos una clase de cocina en el instituto, puesto a que era dueño de una de las pastelerías más famosas de la cuidad. Nos enseñaba a como preparar macarrons.

Todos los presentes lo observábamos atentos a excepción de Chloe, quien se quejaba cada tres segundos por no querer ensuciar su atuendo.

—¿En serio creen que me voy a romper una uña por estar cocinando como una criada? —chilla disgustada, por milésima vez—. Si quiero un croissant, le digo a mi mayordomo que me traiga uno.

—Pero no está haciendo croissants, Chloe. Está haciendo macarrons —le recuerda Rosita, con total paciencia.

—Ahora revolveremos la mezcla con movimientos envolventes —realizó lo dicho con habilidad—. Pero no lo hagan muy rápido o podrían mancharse.

—¿Y ensuciar mis pantalones Chanel? ¡De ninguna manera! —niega con desaprobación.

—Tu papi podría comprarte otros —se burla Alix. La miré con reproche al saber sus intenciones de hacer molestar a la rubia.

Cosa que funcionó, ya que ambas se miraron con rivalidad.

—Pues claro —Chloe forma una sonrisa orgullosa en sus finos labios—, mi papi puede comprar lo que sea. No como el tuyo, que solo ve esqueletos raros y momias viejas.

Últimamente ambas chicas discutían con frecuencia, ya que Chloe decía ser "reemplazada" por Alix. La pelirrosa sacó provecho de eso solo para hacerla enfadar.

—Al menos ________ me prefiere más a mí —la de ojos zafiros me abraza por los hombros, con una sonrisa burlona en su rostro—. Dime, ¿cuándo fue la última vez que has hecho planes con ella?

La rubia gruñe molesta, la interrumpo antes de que mencione algo.

—¿Podrían dejar sus discusiones para más tarde? —pido, rodando los ojos.

Ninguna decide hacerme caso y siguen lanzándose miradas asesinas. Iban a seguir discutiendo de no ser por Nathaniel, quién llega a intervenir.

—Hola ________, hola Alix, Chloe —saluda a cada una con una sonrisa leve, de manera seguida—. Alix, necesito hablar contigo, ven por favor.

Luego de la salida que tuve con él, las cosas cambiaron. Ya no actuaba de manera tímida cuando estaba frente a mí, eso me facilitaba tener una charla tranquila con él.

Al parecer ya tiene la confianza de hablarme de manera calmada, siempre se mantenía cerca de mí.

Nath empujó a la pelirrosa hacia otro lado, ambas se cruzaron de brazos para seguir escuchando las indicaciones del señor Dupont.

—Miren esta maravillosa emulsión —señala, mostrándonos el tazón. La mezcla se veía esponjosa y suave, el color se había aclarado.

Todos lo miramos, asombrados.

—Ahora hay que dejarla enfriar durante media hora —sigue—. ¿Marinette?

—¿Si, papá?

—¿Podrías dejarlo en el refrigerador de la cafetería, por favor? —pide, entregándole el tazón con total cuidado—, y mientras tanto, voy a enseñarle a tus amigos a como batir las claras.

—¡Por supuesto! —acepta la azabache, marchándose.

Pocos minutos después, el sonido de una alarma resonó por toda la escuela. La señorita Bustier vino a buscarnos por órdenes del director y bajamos las escaleras de forma ordenada.

Ladymoon《 Adrien Agreste y tú 》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora