Capítulo 2

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No sé qué estaba esperando encontrar fuera del dormitorio de chicas a la mañana siguiente, pero de seguro no era a Lee Mark esperando por mí con una bicicleta.

Parecía uno de esos protagonistas de dramas escolares, con el cabello perfecto cayendo sobre su frente y una camisa negra arremangada hasta los codos.

Por puro instinto, mis pies retrocedieron medio paso cuando me encontré con sus ojos. Seguía pareciéndome intimidante.

—¡Buenos días! —saludó con una sonrisa, como si aquella escena fuera de lo más normal.

—Buenos días —sonaba como una pregunta.

—Estoy aquí para llevarte a tus clases de la mañana —explicó— No queremos tardías.

Tardaba 5 minutos en llegar a mi salón y eso si caminaba despacio.

Pero supuse que era parte de sus deberes para el proyecto, así que solo asentí con la cabeza.

—Gracias.

—Vendré por ti todos los días, a esta hora. Ahora, dame eso —añadió, señalando la mochila negra que colgaba de mi hombro.

—¿Para qué?

—Se ve pesada.

Dudé un segundo, pero acabé por entregársela. Aún si salía corriendo con ella, todo lo que había dentro eran libros y cuadernos. Y un par de calcetines de repuesto que no recordaba si había lavado.

Afortunadamente, no hubo ningún robo y Mark simplemente colocó la mochila en la canasta de la bicicleta. Tomó su lugar en el asiento y con un gesto de la cabeza me instó a sentarme en el maletero. Obedecí.

—¿Lista?

Asentí y esperé que empezáramos a movernos, pero él mantuvo ambos pies en el suelo.

Idiota. No puede verte.

—Ah, sí. Lista.

El viaje fue obviamente mucho más corto que a pie, y la brisa fresca me despertó por completo. Mark parecía acostumbrado y mantenía una velocidad estable.

Descubrí a un par de personas mirándonos de reojo al pasar, pero nadie nos prestó demasiada atención. Ventajas de ser mayor, supuse. Si aún estuviera en la secundaria, ya podía imaginar el coro de chicas susurrando.

Por un pequeño momento, me permití olvidar mis preocupaciones, grandes y pequeñas, y me enfoqué nada más en el agradable sonido de las llantas contra el cemento.

Para cuando llegamos a mi edificio, me descubrí lamentando que el viaje terminara tan pronto.

—¿A qué hora empieza tu siguiente clase? —preguntó Mark, tendiéndome mi mochila.

—No es necesario que vengas por mí, todas mis clases de la mañana son aquí —mentí.

Había disfrutado el viaje, pero no quería molestarle. Él también tenía cosas que hacer y clases a las que asistir, lo que menos necesitaba era tener que preocuparse por mí. Además, esperaba que el universo me premiara con un compañero igual de llevadero que yo cuando fuera mi turno de hacer el proyecto.

—De acuerdo —sonrió— Que tengas un buen día.

Sonrió una vez más mientras giraba la bici y se marchaba a toda velocidad, haciendo sonar la campanilla dos veces a modo de despedida. Sonreí un poco y me apresuré a mi salón.

La clase resultó aburrida, como de costumbre. Cuando me decidí estudiar idiomas, supuse que sería divertido, pero la realidad era que la gramática era una tortura, en cualquier idioma.

Puzzle Piece || Mark Lee [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora