Capítulo 12

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Todo esto era culpa de Mark.

Sus estúpidos comentarios y advertencias me habían vuelto paranoica. Ahora no dejaba de mirar por encima de mi hombro cada dos minutos y apenas eran las 11 de la mañana.

Para cuando llegué al café de Chenle, estaba sudorosa y las manos me temblaban un poco. No hace falta decir que nadie estaba siguiéndome.

—¿Estás bien? —preguntó Bangchan. Era uno de mis compañeros de trabajo. Tenía cabello rubio platino y sonrisa de ganador. A pesar de su apariencia de niño rico, era una de las personas más amables con las que me había cruzado en la vida.

—Sí, solo... —suspiré— Pensé que llegaría tarde.

Bangchan miró su reloj.

—Tu turno empieza en quince minutos.

—Bueno, es un alivio que llegué a tiempo —intenté sonreír— Voy a prepararme.

Antes de que él pudiera decir algo más, me escapé a la trastienda. Intenté regular mi respiración mientras buscaba mi uniforme en el casillero con mi nombre. Mi ropa de trabajo consistía en un simple pantalón negro y ajustado de tela suave, blusa blanca de mangas largas que yo usualmente recogía hasta mis codos y un delantal negro también. Estaría perfecto si no fuera por el ridículo gorro con orejas de conejo que debía usar. Era el toque final, según Chenle, hacía que el personal luciera adorable y amigable. Yo no estaba muy de acuerdo, pero este no era mi café.

—Estúpido Mark —mascullé mientras me cambiaba la ropa en el baño— No camines sola. Ten cuidado. Si pasa algo, llámame —cité, en una pobre imitación de su voz— He vivido perfectamente a salvo por 19 años, nada va a ocurrir solo porque tú dices.

Para cuando terminé, tenía las mejillas encendidas. El baño era demasiado pequeño y hacía calor, además, quejarme en voz alta solo empeoraba las cosas.

—Estúpido Mark —repetí, mirándome al espejo.

Supongo que el gorro tenía sus ventajas después de todo, porque cubrió mi cabello que ahora era un desastre. Practiqué un par de veces mi sonrisa de servicio al cliente y me aseguré que el mecanismo que movía las orejas seguía funcionando antes de salir del baño.

Aún tenía un par de minutos antes de iniciar mi turno, así que me dediqué a respirar y convencerme de que nada malo iba a suceder. Después de todo, esos mensajes eran simple coincidencia. No iba a dejar que las palabras de Mark se metieran en mi cabeza.

***

—¡Que tengan un lindo día!

Mi suerte comenzaba a mejorar. Por fin.

Faltaba poco para terminar mi jornada y había pasado la última hora detrás de la caja. Era un alivio no tener que caminar de un lado a otro llevando tazas de café calientes.

Le di una ojeada al reloj que colgaba de la pared. Veinte minutos más.

—Un día perfecto —dijo Bangchan, apoyándose en el mostrador frente a mí.

—Totalmente —suspiré feliz.

—Hoy Sana derramó solo tres tazas de café —comentó orgulloso— Y ninguna en mi camisa.

—Vaya, ha mejorado muchísimo —asentí. Sana era la integrante más nueva de nuestro equipo. Apenas tenía un par de días haber empezado. Era la única que, a mi parecer, se veía bien con el gorro de conejo. Si no fuera por su ligera torpeza, sería la empleada perfecta.

—Lo sé —Bangchan sonrió— Tal vez en una semana ya no tendré que pasar la mitad del día limpiando detrás de ella.

Sonreí.

Puzzle Piece || Mark Lee [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora