Capítulo 23

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Sabía que estaba acostada en una cama, el problema era que no sabía dónde. Me dolían los pulmones y el pecho y había algo frío incrustado en mi nariz. Tenía los ojos cerrados y aun así estaba mareada. Me sentía incluso peor que cuando Hajoon intentó secuestrarme y estaba sorprendida de que siquiera fuera posible. Pero supongo que aquella vez no había estado tan cerca de la muerte como ahora.

Según mi mamá, mi padre era un gran cantante, pero con mi mala suerte, por supuesto que tuve que heredar su alergia a las fresas en lugar de su voz. Era casi divertido pensar que literalmente tenía las peores cualidades de mis padres. Mi mamá tenía ojos del color de la miel, pero me había dejado su piel blanca como la tiza que no soportaba el mínimo contacto con el sol o cualquier cosa caliente. Eso y el irracional miedo a ser abandonada. Maravilloso. Aunque ahora que había estado tan cerca de conocer a mi Creador, ser abandonada no me parecía tan malo...

Mark.

Mierda. Probablemente estaba preocupado y ¿qué demonios estaba haciendo yo? Debía despertarme lo más pronto posible para decirle que todo estaba bien.

Mis párpados se sentían pensados e incómodos pero los forcé a abrirse, solo para cerrarlos al instante cuando una fuerte luz blanca me cegó por un momento. Lo intenté de nuevo, más despacio y tuve mejor suerte. Parpadeé varias veces para acostumbrarme a la claridad y una vez recuperada, estudié mi alrededor.

Estaba en una habitación pequeña y blanca, acostada en una cama angosta. Había una aguja clavada en mi brazo izquierdo y supuse que la cosa fría en mi nariz era una cánula que expulsaba oxígeno en mi sistema, porque a pesar de no estar respirando del todo bien no me sentía ahogada.

Por culpa de la debilidad y el dolor en el pecho, no me podía mover mucho, pero alcancé a ver una ventana a mi derecha y el cielo negro del otro lado. No estaba segura de querer saber cuánto tiempo había estado inconsciente. Intenté mover un poco las piernas, pero había algo que estaba prensando mis cobijas. Me tomó tres intentos torcer la cabeza de modo que pudiera ver que era lo que estaba estorbando.

Resultó ser quién.

Mark estaba dormido en una posición que parecía terriblemente incómoda. Se encontraba sentado en un pequeño banco y tenía la cabeza apoyada en mi cama, usando sus brazos como almohada. Su ceño estaba ligeramente fruncido y parecía inquieto aún en sueños. Quise hacer algo, pero estaba demasiado lejos para alcanzarle con mi mano y era claro que no iba a poder mover las piernas. Temía asustarle si hablaba, pero no tenía otra opción.

—Mark —mi voz salió tan quebradiza y débil que incluso yo tuve problemas para escucharla. Carraspeé— Mark. Mark. Mark.

Él abrió los ojos la cuarta vez que llamé su nombre. Parecía confundido por un instante, pero pronto se dio cuenta que era yo quien le hablaba. Su mirada se encendió al instante. Mi corazón se calentó.

—Dios mío, Byeol —exclamó, levantándose de golpe y acercándose a mí— ¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo?

Negué con la cabeza.

—Estoy bien.

Mark suspiró y tomó mi mano derecha entre las suyas.

—Estaba tan asustado —murmuró— Pensé que se había acabado.

Intenté sonreír.

—Todo está bien. ¿Qué fue lo que pasó?

Tenía una idea de lo que pudo haber ocurrido, pero realmente necesitaba una confirmación.

La mirada de Mark se endureció y por un momento su agarre se volvió brusco.

—Hajoon —respondió entre dientes— Los chicos revisaron las cámaras de seguridad. Suponemos que había estado espiándote, porque esperó a que Renjun saliera para darle la caja de chocolates a Bangchan.

Puzzle Piece || Mark Lee [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora