Capítulo 18

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No me moví ni un centímetro hasta que el sonido en la puerta nos avisó que la Sra. Lee estaba de regreso. Mark se apartó primero, despacio, como si en realidad no quisiera alejarse.

Mis mejillas estaban demasiado calientes y mi corazón latía demasiado rápido. Lo único que acaté a hacer fue fijar la mirada en mis pies e intentar regular mi respiración.

—Hey —Mark intentó llamar mi atención jaloneando suavemente mi oreja. No me atrevía a mirarle, así que solo asentí para que supiera que estaba escuchando— Estaba hablando en serio.

Abrí la boca. La cerré de nuevo.

No tenía idea de que decir. Un mar de emociones y sensaciones estaba ahogándome y no podía ni siquiera empezar a nombrarlas.

—No tienes que decir nada —escuché la sonrisa en su voz. Mark se puso de pie y desordenó mi cabello— Voy a ayudar a mamá, estoy seguro que trae un millón de cosas.

En los pocos segundos que estuve sola, me permití respirar profundo varias veces, intentado controlar mi corazón y regresarle a mi rostro su color original. No hace falta decir que no tuve mucho éxito, pero por lo menos logré darle nombre a uno de los sentimientos que revoloteaba por mi estómago: felicidad.

Era probablemente el más grande de todos. Tan grande, que incluso cubría el miedo que luchaba por tomar protagonismo. Sonreí. ¿Cuándo había sido la última vez que había sentido felicidad tan pura como esta? Ni siquiera lo recordaba.

—¡Mira lo que te traje! —cantó la Sra. Lee.

Mis ojos casi se salen de sus cuencas cuando la vi entrar a la sala con cuatro bolsas enormes en cada brazo, más las que traía Mark detrás de ella que no podía contar.

—Sra. Lee —empecé, poniéndome de pie— Esto es demasiado.

Ella le quitó importancia con un gesto de la mano.

—Espero que te gusten —sonrió, dejando las bolsas en el sillón junto a mí— Siempre quise una hija, ¿sabes? Mi madre y yo solíamos ir de compras todo el tiempo. Es de los mejores recuerdos de mi juventud. Era mi sueño hacer eso con mi propia hija algún día.

Mis ojos se aguaron.

—Gracias —dije honestamente.

Mark dejó otro montón de bolsas en el sillón antes de regresar a la puerta por más.

—Los chicos ya casi están de regreso, no creo que podamos ver todo hoy —declaró la Sra. Lee— Por ahora, hay algo que creo que es perfecto para el Parque de Atracciones.

Ella empezó a rebuscar en todas las bolsas, hasta que finalmente dio con la que estaba buscando.

¡Ta-rán! —exclamó radiante, sosteniendo la pieza en alto para que yo pudiera verla.

Era un precioso vestido amarillo. Tenía mangas largas que probablemente llegaban hasta las muñecas y el ruedo caía un par de centímetros debajo de las rodillas.

Sonreí. Perfecto.

—¿Te gusta?

—Me encanta.

La Sra. Lee sonrió aún más y me ofreció la prenda.

—Ve a probártelo, rápido.

Obedecí y corrí hasta el cuarto de Mark. No me costó mucho trabajo deshacerme de las holgadas pijamas que llevaba y ponerme el vestido. La Sra. Lee tenía buen ojo, pues me quedaba perfectamente. Tenía un par de botones que bajaban en vertical por mi busto y una pequeña cinta que se tallaba en mi cintura. Las mangas largas cubrían todos los moretones y solo unos cuantos centímetros de mis piernas estaba al descubierto. Di un par de pasos y el vestido bailó a mí alrededor como el vestido azul que usaba Bella en la película animada.

Puzzle Piece || Mark Lee [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora