Capítulo 16

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El paño que cubría mi boca y nariz no me permitía respirar correctamente. Eso, más el espeso pánico que corría por mis venas, estaba provocando que mi visión se volviera borrosa.

—Deja de resistirte —gruñó Hajoon. Con el brazo que no estaba cubriendo la mitad de mi rostro, me tenía aprisionada por el abdomen.

Intentaba arrastrarme a algún lado. No quería saber a dónde. Y tampoco podía permitir que lo lograra. Usé todas las fuerzas que tenía para intentar liberarme pero no estaba teniendo éxito. Gotas de sudor frío empezaban a resbalarse por mis sienes.

—No me obligues a hacerte daño —dijo. Su voz había bajado un par de tonos.

Ya me estaba lastimando. Mucho.

Y como nunca, no había nadie alrededor. Probablemente por la hora, la Universidad estaba vacía. Era el escenario perfecto para un secuestro. O un asesinato. Ya nada me sorprendía.

Intenté agitar los brazos, zapatear, mover la cabeza. Nada estaba funcionando. Y la estúpida tela en mi rostro solo hacía todo más difícil. Sentí lágrimas empezar a llenar mi ojos. ¿En serio así iba a terminar un día que había sido tan perfecto?

Hajoon parecía empezar a desesperarse. Me jaloneó con más fuerza. Sentí algo como una descarga impactar mi cabeza, mis mejillas, mi nariz. ¿Acaso este idiota acababa de golpearme? ¿Con el puño cerrado? Mi visión se volvió aún más borrosa.

—Solo ven conmigo —rogó Hajoon— Te prometo que te voy a hacer muy feliz.

Me sacudí más fuerte. Y por un pequeño instante, mi suerte pareció mejorar. El agarre alrededor de mi cuerpo se aflojó ligeramente.

—No me dejas opción.

Un pinchazo en el cuello. Una aguja.

Si ya estaba mareada por culpa del forcejeo y el estúpido trapo con olor dulzón, de pronto todo empeoró. Fueron segundos, pero mis piernas se sintieron de gelatina. La cabeza me dio vueltas. Intenté salir corriendo pero tropecé con mis propios pies. Hajoon me levantó con facilidad. Demasiada facilidad. Le lancé un manotazo, pero no estaba segura si realmente logré golpearlo, porque ahora había cuatro Hajoons frente a mí.

La comprensión llegó demasiado tarde, mi cerebro ya estaba sucumbiendo a lo que sea que Hajoon me había inyectado. Los párpados me pesaban.

Lo último que alcancé a ver antes que la penumbra me tragara, fue un faro de luz que se acercaba.

***

No estoy segura de cuánto tiempo estuve perdida en la oscuridad, pero se sintió como una eternidad. Todo mi cuerpo pesaba toneladas, mi cabeza no dejaba de pitar y dar vueltas y me dolía hasta el pelo. Quería abrir los ojos, pero simplemente no podía. Como si algo estuviera jalándome desde abajo.

—¿Por qué no despierta? —escuché una voz a lo lejos. Sabía que la había escuchado antes pero no podía recordar donde— Ya han pasado 40 minutos.

—No te preocupes, el doctor dijo que todo está bien —respondió otra voz— Debe estar durmiendo.

—No se ve como si estuviera durmiendo —hubo un suspiró y sentí algo suave y cálido envolver mi mano derecha— ¿Byeol? ¿Puedes escucharme? ¿Puedes apretarme la mano?

Mark. Me sentí estúpida por no reconocerle la primera vez que habló. Poco a poco, los recuerdos empezaron a regresar. El centro comercial, la sala de juegos, las clases de baloncesto, Hajoon...

Mi respiración empezó a agitarse. Abrí los ojos de golpe.

—¡Byeol! —exclamó Mark— Haechan, ve a buscar al doctor.

Puzzle Piece || Mark Lee [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora