Capítulo 28

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Lo primero que sentí fue dolor.

Era agudo y constante, y bajaba desde la parte trasera de mi cabeza hasta el resto de mi cuerpo.

Podía sentir que mis manos y pies estaban atados con algo brusco y estaba segura de estar sentada en el suelo. No sabía dónde estaba y no podía recordar cómo había llegado ahí, pero me aterraba abrir los ojos para empezar a averiguarlo.

—¿Byeol? —llamó una voz baja. Me sobresalté— Ya sé que estás despierta. Vamos, abre los ojos, hermosa.

Se me puso la piel de gallina. Aquella voz era demasiado familiar. La escuchaba constantemente en mis pesadillas.

Esto tiene que ser una broma.

En lugar de miedo, fue irritación lo que empezó a colarse por mi pecho mientras abría los ojos y estudiaba mis alrededores. Estaba en un tipo de bodega diminuta, iluminada únicamente por un patético bombillo amarillo que colgaba del techo. No había ventanas, solo una puerta completamente opuesta a mí y tanto el piso como las paredes eran grises y estaban sucios. Tal y como sospechaba, estaba en el suelo, tenía las manos atadas detrás de la espalda y una soga negra en los tobillos.

Frente a mí, sentado en una silla de madera vieja, estaba Hajoon. Parecía un poco más delgado, tenía el cabello grasiento y la ropa arrugada y descuidada. La chispa de locura ahora parecía un incendio en sus ojos y si no fuera por el cuchillo que sostenía en su mano derecha, habría sentido pena por él.

—Te he extrañado —dijo— Ya no es suficiente solo verte a escondidas.

Me estremecí. De acuerdo, tal vez si tenía un poco de miedo.

—¿Cuánto tiempo llevo aquí? —pregunté, intentado que mi voz sonara aburrida y tranquila.

—Un par de horas —Hajoon se encogió de hombros— He perdido la cuenta.

Genial.

—Sabes, Byeol, he estado pensado. Y creo que todo el asunto de las fresas fue un poco extremo —empezó a decir— La verdad es que estaba un poco molesto porque parecías muy cercana a todos esos chicos. Pero no es excusa para lo que hice.

Lo miré con los ojos entrecerrados. No me gustaba para nada el rumbo que estaba tomando esto, y el temblor en mis manos no me estaba ayudando a mantenerme enfocada.

—Por eso te he traído aquí —sonrió— He decidido darte una oportunidad para que me perdones y empecemos de nuevo.

—¡Cielos, gracias! —mascullé, sarcasmo empapando mis palabras.

—¿Te gusta la idea? —inquirió, balanceándose sobre la silla.

Bufé. Pero antes de que pudiera gritar no con todas mis fuerzas, sentí algo rozar la piel de mi pecho. Tardé un par de segundos en recordar que era el collar que Mark me había dado, el que enviaría mi ubicación a la policía. Por poco y me echo a reír del alivio. Todo lo que necesitaba era convencer a este idiota de que me soltara las manos y podría presionar el botón y salir de aquí.

Me sentí orgullosa de mi misma por ser capaz de idear un plan y le agradecí mil veces al cielo por Mark y su paranoia. Respiré profundo y me tragué mi miedo. Hajoon parecía bastante inestable, lo que podría jugar en mi favor si sabía aprovecharlo.

Sonreí.

—Me encanta la idea —dije, haciendo mi mejor esfuerzo por imitar la voz melosa que usaban las chicas malcriadas en los dramas— Después de pasar tiempo con Mark, me di cuenta que en realidad no me agrada tanto. La verdad es que había estado pensando en buscarte. Lamento mucho darme cuenta tan tarde.

Puzzle Piece || Mark Lee [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora