ANTES DE COMENZAR:
-Esta es una SECUELA de "Cambiar de Príncipe", por lo que habrá momentos en los que haga relación a dicho fanfic. Puede que haya momentos en que no se enfoque tanto la relación entre L y Misa.
-HABRÁ MOMENTOS MUY OoC.
ADVERTENCIA: Este fanfic está en hiatus en Fanfiction.net, estoy haciendo un gran esfuerzo por continuar y terminar y siento que la re edición para su publicación en este lugar será de gran impulso. Por lo tanto, puede que la actualización sea lenta.
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Tomorrow
Con L, las jornadas de trabajo acostumbraban a ser duras y largas. Ese hombre era completamente admirable. Lo había conocido físicamente desde hacía poco menos de 5 años, sabía de su existencia hacía 8 y desde hacía 7, su objetivo principal en la vida se había vuelto convertirse en su sucesor. Se juró trabajar duro sin importar nada más que convertirse en el mejor para el puesto, pero aunque a sus 19 años no lo había logrado todavía, se sentía agradecido de que aquel hombre extraño y de presencia perturbadora, lo llamara para colaborar en alguno que otro caso.
El reloj marcaba las 3:15. Para su mala suerte, ignoraba si había luz de sol o luz de luna. ¿Cuánto tiempo había estado dormido? No lo sabía, porque después de todo, el cansancio que le provocaba trabajar con L era monumentalmente desgastante incluso para él.
Mello intentó abrir los ojos, no queriendo despertar. De su garganta salió un sonido que indicaba su intensión de desperezarse y, aún recostado sobre la cama de la habitación de huéspedes, estiró su cuerpo para llenarse de energía.
Arrastró los pies hacia la puerta de la habitación, aún con ojos entrecerrados. Giró el pomo con suavidad y al abrir la puerta sintió como un globo se rompía en su nariz esparciendo harina y cacao por su cara.
Tensó los hombros y tosió. Se llevó una mano a los ojos para limpiarse, pero la inutilidad de su acto se reflejó en un segundo impacto, esta vez, con un huevo. De nueva cuenta, justo en su nariz.
Gruñó llevándose ambas manos a la cara para arrastrar y limpiar lo más posible su mascarilla. Era la segunda vez esa semana en que era atacado de esa forma. ¡Dos veces! ¡Dos malditas veces!... su respiración se agitó y cuando por fin pudo abrir los ojos, un flash lo cegó.
Las risas se volvieron incontrolables. ¿Eran burlas? ¿¡BURLAS HACIA ÉL!? ¿¡HACIA MIHAEL KHEEL!? ... Sin duda alguna, lo eran. ¿Cómo era posible? ¡Estaban insultando su supremacía estratégica con una estrategia mucho más simple e infantil! Y peor aún: ¡su ropa de cuero se había ensuciado! ¡Era completamente inaceptable!
-¡ENGENDROS DEL DEMONIO!- Gritó mostrando los colmillos. Sus ojos se habían recuperado del flash de la cámara digital que seguramente ya albergaba más de 23 fotos suyas en diferentes situaciones, muchas de ellas vergonzosas.
Las dos personas frente a él comenzaron a gritar y correr por los pasillos, huyendo de Mello. Ambos sabían que, después de meterse con su intelecto y su chocolate, meterse con lo que alterara su imagen personal era una de las cosas que más le molestaban.
Pero eso era lo más divertido.
-¡REGRESEN AQUÍ, MOCOSOS MALCRIADOS!
La persecución que resonó por toda la casa cesó una vez que, al dar vuelta a la derecha en una esquina, se encontró con las pupilas ónix de su mentor observándolo fijamente, anteponiendo su encorvado cuerpo al de sus verdugos.