Cumpleaños

180 14 6
                                    


-¿Seguro que está bien? – Preguntó Mail Jeevas mirando a través de una ventana en el hospital- Han pasado ya cinco semanas...

-Comienzo a dudarlo. Esto no es sano para ella, por eso la he mandado a Japón. Necesita distraerse, ocuparse. No puede estar viendo esto... De igual forma, creo que el hecho de que Ryuuzaki esté en en esta situación es mejor a que si estuviera padeciendo todo esto de forma consiente. Tal vez usted no lo deba saber, joven Matt, pero Ryuuzaki no soporta las enfermedades, mucho menos soportaría estar con piernas y brazos enyesados, por decir algo.

-Watari...

Matt siempre había visto por la tranquilidad de Misa Amane, había dado la cara por ella y la había apoyado y defendido frente a Ryuuzaki y quien fuera. Había hecho todo lo que podía para que ella y sus hijos estuvieran felices, pero ahora no podía sino sentirse impotente.

Y al mismo tiempo la admiraba.

La rubia había asistido a aquel hospital día tras día para pasar unos minutos con el cuerpo inerte de su esposo. La había acompañado un par de veces: Lo saludaba con un beso, tomaba un banco de madera y se sentaba a su lado. Tomaba su mano con suavidad y comenzaba a hablar con él; en otras ocasiones, lo peinaba o limpiaba su rostro mientras le cantaba tiernamente.

Matt emitió una risita queda.

-¿Joven Matt?

-Ella es fantástica. Es decir... aunque sé que está sufriendo por dentro, es feliz por el simple hecho de estar con él aunque este no le responda... Es como una niña-.

El castaño se rascó el cuello cabelludo para intentar olvidar el hecho de haber dicho algo tan cursi, pero la intensión se esfumó cuando el anciano concordó con él. Luchar con un embarazo a sus 20 años y lidiar con un esposo por demás frío y descuidado era poco comparado con lo que atravesaba en aquel momento, viéndolo respirar pero sin abrir los ojos o moverse siquiera. Muchas veces se había preguntado qué tenía que hacer para conseguir a alguien tan polifacética como Misa Amane y aquella vez no era la excepción. Verla reafirmaba más el hecho de querer algún día encontrarse a una mujer así.

Ella volteó y les sonrió. Aquella cara lo transportó a aquel día, años atrás, en que la vio atravesar la puerta del departamento tomando el brazo del investigador al que casi había tenido qué golpear para que fuera a buscarla al aeropuerto y evitara que regresara a Japón con Reiji Namikawa. El rostro de Misa era adornado por una increíblemente grande y blanca sonrisa de felicidad pura y sus ojos brillaban con una intensidad que no había visto antes. Ryuuzaki, por su parte, intentaba desviar de sí el foco de atención, pero entre broma y broma, las miradas fugaces al embarazo de la idol no pasaban desapercibidas para él.

-¿Tienes miedo? – escuchó al pelinegro en alguna ocasión durante la madrugada-

-...Mucho, por todo

-Misa-san... Yo no tengo mucha experiencia en palabras motivacionales pero...

-No tienes por qué esforzarte, Ryuu... Sólo promete que nunca dejarás sola a Misa y que siempre, siempre, le gustaré...

-... ¿En serio tengo que hacerlo?

-¡Sí!

-Bueno, lo prometo

-¿Prometes qué?

-Misa....

Matt sonrió como en aquel momento. En definitiva aquel hombre era alguien suertudo de tener a una chica que se quedara a su lado aunque estuviera en cama desde hace un mes... pero al mismo tiempo no podía evitar sentir algo de lástima por ella. Fuera como fuera, aquello no era vida para alguien tan joven como Misa-Misa.

Tomorrow / LxMisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora