Coma

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L Lawliet merecía un tiempo libre, eso se lo decían todos, pero él no lo aceptaba jamás. No se sentía cansado y mucho menos desubicado, cada pensamiento, razonamiento y acción eran perfectos. Él no necesitaba un descanso, no como ella, no como Misa. Ella era sin duda alguna la más afectada de tener que soportar la repentina vida de padres que se habían buscado, pero aunque con el tiempo se había terminado por acostumbrar a dormir poco, usar kilos de maquillaje para las ojeras y hacer de actriz, modelo y madre en un mismo día, era más que lógico que ella necesitaba relajarse.

-¿Cómo es que terminamos aquí?

Desde que a los gemelos les habían comenzado a salir los primeros dientes y más aún cuando comenzaron a arrastrarse por el piso intentando gatear, su vida era mucho más ajetreada. Muchas veces ambos tenían que quedarse en la habitación de trabajo de Ryuuzaki, la cual se había convertido en una enorme cama con peluches, cobijas y colchones por todos lados, sin contar la ridícula cantidad de ordenadores que en esta había.

-No tengo ni idea...

Sin embargo, en cuanto ambos comenzaron a estar de mal humor, Watari tuvo que recurrir a medidas extremas y buscar la ayuda de dos expertos en "travesuras".

-Ya recuerdo, Matt y Mello fueron los culpables...

Momentos antes ambos habían sido llevados a su habitación matrimonial, Misa engañada por Watari y Ryuuzaki arrastrado a la fuerza por los dos adolescentes.

-Entonces... estamos encerrados...

-Efectivamente

-¿Cuál es tu excusa? ¿No se supone que sabes defenderte? ¿Cómo fue que dos adolescentes pudieron traerte hasta aquí?

-Supongo que es cierto que mi cuerpo necesita verdadero descanso para poder estar en óptimas condiciones

-¡Ah! Bueno, si estamos encerrados aquí, no queda más que descansar, ¿no, mi amor?... Anda, vamos a la cama, ¿sí? Hace mucho no dormimos juntos...

A ninguno se le ocurría, por supuesto, que sus hijos pudieran estar en algún peligro, pues tenían a su abuelo y a dos jóvenes niñeras que los cuidarían. Misa tomó la mano de su joven esposo y lo guió hasta la cama con fuerza, pues él no parecía tener intensiones de moverse de la puerta. Una vez ahí, lo empujó de forma que quedó sentado.

-Pero no tengo sueño- replicó el investigador, aunque sabía que aquello era una mentira. Su cuerpo pedía a gritos quedarse tumbado en su cama por dos días seguidos.

-Nada de eso. Recuerda que Watari decidió involucrarse lo menos posible en el proceso de educar a nuestros hijos, debemos hacerlo nosotros, y ahora que nos está ofreciendo esta oportunidad, no hay que desperdiciarla. Además, has estado dos meses encerrado en ese lugar, ya casi no te veo, ni te abrazo, ni te beso...

-Puedes visitarme cada que quieras

-¡Pero no es lo mismo!, al menos acuéstate a mi lado, ¿sí?- preguntó después de un tierno beso en los labios, animada de tenerlo cerca

-Ya qué

La rubia comenzó a quitarse la ropa frente a él sin ninguna intensión más que la de estar cómoda para poder descansar mejor en aquel día de verano, pero aquella acción pareció llamar la atención de su esposo, que observaba atentamente sus movimientos y se grababa cada uno de los detalles de su conjunto de ropa interior negra.

-¿Eso es nuevo?- señaló refiriéndose a la ropa interior

-Lo compré hace un mes, ¿no es lindo?

Tomorrow / LxMisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora