Recuerdo

210 20 31
                                    

Importante: El siguiente capítulo será el último antes del hiatus. No sé cuanto dure, tengo ya 3 capítulos más pero siendo sincera quiero subirlos en cuanto la historia esté terminada o más avanzada. No quiero que vuelva a tardar mucho en Fanfiction.net así que... disfrútenlo 

Tomorrow

La taza con café que tenía en frente se había enfriado sin siquiera habérsela acercado a los labios. Misa la observaba, como buscando respuestas en el líquido que sólo había aceptado por cortesía.

-Lamento la tardanza, Misa-Misa- llamó Matsuda. Entre sus manos llevaba una bandeja de plástico blanco con dos tazones de Udon que repartió una vez en el kotatsu- oh, pero no tomaste nada de tu café, ¿me quedó tan mal?

-No- dijo tajante, luego intentó endulzar más su voz- me distraje por un momento y ya está frío.

-Puedo calentar más agua si quieres

-No, en serio, así estoy bien. No quiero causar más molestias. De por sí aparecer así de la nada fue poco educado.

-No te preocupes por eso, mejor cuéntame, ¿qué sucedió? ¿Por qué estás así?

Misa guardó silencio mientras sorbía un poco de su sopa. Aunque ella había sido quien lo había buscado para desahogarse, en ese momento las ganas que tenía de emitir palabra alguna eran casi inexistentes. No obstante, la culpa que le producía la mirada de genuina preocupación por parte de su anfitrión la hizo resignarse.

-Creo que mi matrimonio no está funcionando

-¡¿Qué?! -Exclamó Matsuda derramando un poco de sopa en el kotatsu, Misa dio un pequeño brinco en su lugar- Pero... pero si te acabas de casar

-Pues no lo parece-sentenció inmediatamente, desviando la mirada hacia la puerta corrediza que separaba la sala de la habitación donde descansaban sus pequeños hijos-Verás, desde la boda Ryuuzaki y yo casi no nos vemos, él siempre está encerrado investigando y de mi ni se acuerda. Es más, desde que los niños nacieron, él rara vez se hace cargo de ellos... Hoy le pedí que saliera conmigo y mis bebés y aceptó. Sin embargo...

-No te puso atención, ¿cierto?

Ella suspiró.

-No, no lo hizo. Lo único que hacía era ver su celular. Si entrábamos a una tienda, estaba viendo su celular, si íbamos a comer, estaba viendo su celular, si estábamos tomando un helado, veía su celular. Pensé que estando fuera de casa podría dejar sus casos a un lado por un par de horas, pero parece que no fue así.

Misa le contó lo sucedido tan sólo un par de horas antes. Con cada palabra podía sentir cómo las ganas de quebrarse se convertían en coraje y cómo sus mejillas comenzaban a arder sólo de pensar en la la idea del fracaso. Pronto, no pudo resistirlo, el intenso calor de su piel contrastó con el frío de las lágrimas involuntarias.

-¿Es mucho pedir que Misa tenga la atención de su esposo?

-No, no lo creo, Misa-Misa- respondió con seguridad mientras le ofrecía una caja de pañuelos

-¿Entonces por qué no puede entender que Misa necesita un poco de amor? ¿Por qué no...? ¿Por qué no puede aparentar que le importamos?

-Bueno, L no es muy afectivo y tampoco creo que entienda de estas cosas... ¿Tú le has dicho?... el que lo necesitas, digo.

-¡Claro que sí! He hecho de todo para que me ponga un poquito de atención, pero parece que nada de eso sirve. ¡Ah! Pero que no lo amenace con irme con Namikawa porque ahí sí se enoja.

Tomorrow / LxMisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora