Verdad

456 28 63
                                    


Lo último que esperaba y realmente quería era pedir ayuda. Sin embargo, debía admitir que cuando vio a Touta Matsuda atravesando el patio de su residencia y los gemelos dejaron de pelear por un mismo chupete para gatear hacia él, se sintió un poco aliviado. Su presencia, por primera vez, le quitaba un gran peso de encima y le daba la oportunidad de poder culpar a alguien más si algo malo sucedía.

Los niños estaban de lo más encantados con la presencia del pelinegro que no dudó en cargar a Ren en cuanto llegó con él. Incluso lucían mucho más cómodos con él que con su propio padre en los dos días que habían pasado a solas.

Y eso lo ponía ligeramente... MUY celoso.

-¡Ryuzaki! ¿Cómo estás? Es mi día de descanso y pensé en traer comida para los...-Frenó un momento, analizando su rostro y su apariencia completa como si fuera un escáner- ¿qué tienes en la cara? ¿Y qué le pasó a tu cabello?... ¡¿Y QUÉ PASÓ EN ESTA CASA?!

-Parece ser que Misa engendró un par de demonios.

-¿Qué? No, no. Seguramente eso lo sacaron de ti, eres mala influencia para los niños. Con Misa son todo un amor.

-Y parece que contigo también, ¿no?

-¡Je je! Misa se fue varios meses, no pensarás que me iba a quedar sin ver a estos angelitos tanto tiempo. Misa me enseñó a hacer sus papillas, y a cambiarlos y todas las tardes nos poníamos a platicar mientras tomábamos un poco de sake...digo, de café.

Sí, sí, entra y deja de intentar socializar.

-Ay, como siempre tan hostil. Con razón Misa está tan preocupada

-¿Has hablado con mi esposa?

-¡Obvio! Misa-Misa está esforzándose mucho y me dijo que me conseguiría un autógrafo del protagonista de la serie donde saldrá. ¿Lo conoces? Salió en una serie sobre Kira hace poco, se llama...

-¿Qué más te dijo?

-Ah sí. Estaba preocupada porque te harías cargo de los gemelos tú solo, así que me envió para cuidarte.

-Ayudarme, querrás decir.

Matsuda dio un nuevo pequeño vistazo al interior. Incluso desde la entrada podía ver un pequeño desastre en el comedor y peluches tirados por todos lados. Luego miró a Ryuzaki, con su habitual expresión de odio hacia el mundo, pero notablemente agotado. Y era lógico que lo estuviera, pues de otra forma nunca se habría permitido estar tan sucio como se encontraba en ese momento.

-Mmmh, nope.

-Oh, ahora me dirás que conoces más a mis hijos que yo.

Matsuda meditó un momento. Decir que sospechaba que sólo diferenciaba a sus hijos porque la niña tenía un poco más de cabello, no era muy buena opción considerando lo irritable que L se encontraba.

-Ryuzaki, POR SUPUESTO que conozco más a tus hijos que tú. ¡Jaja! Pero no te preocupes. Verás que para cuando regrese Misa, serás el favorito de los gemelos. Sólo tienes que aprender a tratar a Mini-Misa que es la más berrinchuda y entender lo bellos que son tus hijos.

Ryuzaki rodó los ojos sintiendo que, si Matsuda decía la palabra "bendición" terminaría corriéndolo inmediatamente.

-Bien, tal vez deberíamos limpiar este lugar primero...

Ambos se miraron. La casa era bastante grande y, aunque el desastre sólo se encontraba en un par de secciones de esta, aún faltaban algunos días para que Misa regresara. Además, ninguno tenía intenciones de hacerlo.

Tomorrow / LxMisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora