Pelea

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El pelinegro corrió con pistola en la mano, su objetivo había escapado de todas y cada una de sus trampas y conforme más avanzaba el tiempo, aumentaba el peligro.

-Aquí Matsuda, ¿me copias? –habló desde un sofisticado Walkie talkie

-Te copio, ¿cuál es la situación?

-Ha escapado del perímetro. Repito, ha escapado del perímetro, necesito refuerzos

-Entendido, voy para allá.

Su compañero asomó la cabeza y después de asegurarse de que no había peligro, comenzó a trotar. Dobló a la esquina y, al notar la presencia de un civil, se tiró y comenzó a arrastrarse, ocultándose detrás de los obstáculos que se interponían. Pronto llegó a una superficie de pasto y tierra, donde se ocultaba su compañero.

-Tenemos que capturarlo. No podemos poner en riesgo a la población. Bien, Matsuda, escucha mi plan: si lo conozco bien, se está escondiendo en aquel edificio, justo en el cuarto de baño. Así que lo que haremos será...

Bien hubiera podido terminar, cuando el grito de victoria de su enemigo los interrumpió. Era una mujer. Sin dar oportunidad a una reacción, ella se precipitó contra los dos hombres pelinegros. Accionó el gatillo de su pistola de agua y mojó por completo a su hermano y su "tío".

-¡Gané, gané!

-¡Ah! ¡No se vale!

-Felicidades mini-Misa, es nuestro turno de atacar- felicitó Matsuda antes de que Ayumi saliera en busca de una recarga para su arma

Era domingo. Como se había vuelto costumbre, Matsuda acudía a la casa de la supuesta familia Hanaoka, junto a la solitaria residencia Amane. Cada que eso ocurría, Touta terminaba jugando con los hijos de quien alguna vez fuera su cliente en Producciones Yoshida. Varias veces le habían dicho que se consiguiera una pareja, pero aquello no era opción para él. No se sentía capaz aunque ganas no le faltaban, pues solo era un año mayor al detective de las ojeras. Sin embargo, el vacío lo llenaba con su trabajo y la alegría de sus "sobrinos".

El mayor extendió la mano al hijo menor de Lawliet y corrieron en dirección a la casa en busca de su víctima.

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La rubia cepilló su cabello por segunda vez y habiéndose percatado de que su maquillaje estaba intacto y perfecto, corrió hacia su guardarropas en busca del vestido ideal. Aquel día había puesto especial empeño en su arreglo personal y la sonrisa no desaparecía de su rostro. Se cumplían seis años exactos desde que Ryuuzaki la había interceptado en el aeropuerto y le había pedido que se quedara con él en Inglaterra y formaran una familia, en palabras que ella interpretó como un "cásate conmigo".

Primero se probó un vestido negro que le pareció elegante y sensual, pero no apto para una cita con el amor de su vida. Se lo quitó y arrojó por algún lado de la habitación para sustituirlo por uno, esta vez rojo con encaje, y recordó la frase que Ryuuzaki solía decirle con frecuencia: "A Amane le queda muy bien el rojo".

Ella se sonrosó, si bien le gustaba el rojo, a la larga había aprendido que vestir con aquel color cansaba a la vista y lo que ella quería era que su esposo no apartara la vista de su persona. Desordenó y lanzó todo vestido y conjuntos Gothic-loli que se encontraba en su armario sin quedar convencida de ninguno, hasta que una llamada la sacó de su desesperación de mujer.

-¿Hola?- respondió con algo de malhumor- Ah, sí, sí. Lo lamento es que... ¡No sé qué ponerme! ¿Tú que dices? ¿crees que deba ponerme algo atrevido o algo más elegante? ¿blanco o negro? ¡Ya sé que sólo es una cena pero...!

Tomorrow / LxMisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora