Oído

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Misa miraba por la ventana de su habitación de hotel. A unas calles, se encontraba el paso de Shibuya, donde la gente caminaba sobre los pasos de los demás como si fueran hormigas siguiendo un rastro. No había podido descansar en varios días. Primero, por lo que ser madre de dos bebés en crecimiento involucraba y en segunda, por la razón de toda la ansiedad en su vida: el amor.

Ese sentimiento que le agitaba el corazón y le quitaba la respiración. Misa nunca imaginó que un sentimiento tan hermoso doliera tanto, sin embargo ahí estaba y era una fuerza inexistente que le oprimía el pecho como si fuera una enfermedad por la ausencia de Ryuzaki.

Pegó su frente en el vidrio y cerró los ojos con cansancio. Al abrirlos, visualizó el reflejo de una figura a sus espaldas, apenas iluminado por la luz de la lámpara de noche. En otras circunstancias, habría volteado con miedo a que fuera un acosador y hubiera gritado por ayuda, pero aquella forma y ropa la había visto varias veces ya en esos 3 meses, siempre producto de su imaginación.

Volvió a cerrar sus ojos con la firme idea de que estaba teniendo un sueño lúcido de nuevo, después de todo llevaba semanas durmiendo mal. Sin embargo, su corazón casi explota cuando se dio cuenta que esa alucinación ahora parecía ser tangible y ese aroma tan característico no era un juego de su mente. Él estaba ahí, de verdad estaba ahí.

-¡¿Ryuzaki?! - giró de prisa- ¿Cómo me encontraste?

-Tal vez debiste buscar un hotel menos céntrico

Sus palabras sonaban apacibles y con ese tono de aburrimiento por el mundo que siempre tenía, pero Misa podía ver, incluso a la distancia, un brillo que aparecía en sus ojos conforme se aproximaba a la cama donde descansaban los mellizos. ¡Por todo lo bueno del mundo! Sólo él sabía cuánto había extrañado ver a esos dos mini-humanos.

-¿Cómo entraste aquí?

-Amane, después de todo este tiempo deberías saber que mis habilidades encontrando personas...

-Ryuzaki...

-Bien, Wedy me dio un curso intensivo de violación a sistemas de seguridad que...

-...Te escabuíste o sobornaste al recepcionista, ¿verdad?

Él sólo levantó los hombros, para Misa eso era un sí.

-Debí buscar un lugar más seguro

-Bueno, lo tienes. Pero te fuiste.

Lo observó un momento con la ceja levantada. Reconocía bien eso que L le estaba transmitiendo, era esa sensación de "tú tienes más culpa que yo" que no era nueva en su relación. Si se trataba de encontrar al más culpable, ella podría replicar por un turno también.

-Y si no hubieras estado tan ocupado con tus casos, seguramente me hubieras detenido. Supongo que ya los habrás acabado.

-Oh sí y muchos más, de hecho. Incluso uno de los culpables será ejecutado en un mes, pero supongo que eso no te concierne.

Misa sólo frunció los labios. Realmente no le importaba y tampoco le sorprendía el hecho de que él lo dijera de esa forma tan tranquila pero la simple idea de que él hubiera terminado tantos casos en tan poco tiempo hacía que le doliera el estómago y que su mente le dictara que ella realmente era un estorbo para él.

Ambos cruzaron miradas de reproche. Era increíble que de no ser por el cansancio que ambos cargaban en su cuerpo y sobre todo de la presencia de los gemelos dormidos en la cama, los dos comenzarían una feroz pelea a gritos en la que el ganador sería el que más cosas le recriminara al otro.

Tomorrow / LxMisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora