Carnada

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Desde el caso Kira, L había tenido a Misa sólo para él, y había algo en monopolizar el tiempo de su esposa que le encantaba. Tal vez era por ser el centro de su atención, tal vez era el hecho de poseer algo que otros no,  pero cuando la primer llamada entró al celular que ocuparía como su "representante", supo que eso ya no sería más de esa forma. 

Cuando la vio en televisión brillando con su luz propia, sonriendo naturalmente hacia las cámaras y luciendo más hermosa que nunca con un conjunto beige con encaje negro que dejaba su cintura al descubierto, supo que algo definitivamente cambiaría.

Pero aunque él ya no fuera el centro de su atención, él seguiría apoyándola en lo que le pudiera, incluso sin palabras. 

¿Pagarle al maquillista del momento para que viajara a Japón sólo por Misa? Muy fácil

¿Convencer a la televisora más importante del país para entrevistarla? Fácil

¿Hacer que Watari la acompañara para evitar que lo volviera a abandonar? Súmamente fácil 

¿Hacerse cargo de sus dos hijos de casi un año de edad mientras ambos se encontraban en otra ciudad?...

... ¿Qué tan difícil podía ser?

Sólo debía alimentarlos y evitar que la niña llorara.

Si alguien le hubiera dicho que se iba a enamorar de una modelo que él mismo consideraba ruidosa, exagerada y molesta, se burlaría del coeficiente y la imaginación de esa persona. Pero si le hubieran dicho que alguna vez en su vida caería rendido ante las miradas de alguien 26 años menor que él, se hubiera reído tan fuerte como jamás lo hubiera hecho.

Sin embargo ahí se encontraba, sentado en una silla en la cocina, en medio de una guerra de miradas con esa niña que le parecía una copia minimizada de su esposa.

-Vamos, un poco más.

L lo intentaba: Colocaba la pequeña y colorida cuchara de plástico frente a la boca de su hija.

Y la acercaba y la alejaba.

Y la acercaba y la alejaba de nuevo.

Y la acercaba, la pegaba a su boca y la alejaba de nuevo porque ella no reaccionaba ante el estímulo, sólo seguían con la batalla de miradas retadoras, como si ella lo provocara aún sin intensión.

Mientras tanto, Ren observaba con atención desde su silla alta, justo a un lado de la de su hermana. En su plato ya no había más que un pedazo pequeño de brócoli hervido que aún no se comía y entre sus manos se encontraba ya un biberón con leche de fórmula que L había temperado con la delicadeza de un químico.

-Ayumi, ni tú ni yo queremos seguir en este lugar, así que sólo abre la boca.

Ella parpadeó inocentemente como si pudiera entenderlo y cuando estaba a punto de abrir la boca, Ren fue quien actuó y cambió el biberón por el pedazo de brócoli. L actuó por instinto y volteó a mirarlo para asegurarse de que lo tomara correctamente y Ayumi aprovechó para hacer volar el resto de su papilla con una fuerte palmada en el plato.

L suspiró mientras los niños reían y aplaudían. Sólo tendría que limpiar, cambiarse de ropa... y convivir con ellos por una semana.

./././.

Había silencio, pero ese silencio era sólo imaginario, sólo existía en la cabeza de cada uno de los presentes. La noticia los había dejado en pausa ignorando cualquier sonido del ambiente y los lamentos de Misa que no cesaban, sino que cada vez se hacían más dolorosos y rasposos.

Tomorrow / LxMisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora