Yoongi trabaja más de once horas al día para mantenerse a él y a su pequeño hijo, la vida es demasiado cara y no puede darse el lujo de quedarse en casa a holgazanear. Excepto cuando se da el gusto de visitar un club nocturno para divertirse y embri...
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Pidieron un par de whiskys con mucho hielo para no embrigarse tan pronto y disfrutar mucho más de la noche.
El siguiente en salir fue Baby-J, era la primera vez que Yoongi lo veía bailar, con atención.
El chico salió a la pista y, a diferencia de J-Hope, él llevaba un antifaz adornado con lentejuelas negras y plumas púrpuras, dejando al descubierto sus lindos y voluptuosos labios rosados.
Baby-J comenzó su baile: un poco de danza contemporánea con un toque muy marcado de sensualidad, presumiendo sus lindas piernas torneadas que los pequeños shorts dejaban admirar. Su camisa rosada de seda se movía al compás de sus perfectos movimientos.
—Oye, ni se te ocurra desenamorarte de J-Hope para enamorarte de mi Baby-J, él es mío —habló ungkook cerca del oído de Yoongi, ambos estaban sentados en los bancos altos giratorios pero dándole la espalda a la barra para mirar la pista.
Yoongi rió ante tal comentario. —No voy a negar que Baby-J es muy sexy, pero no puedo mirarlo de la misma manera que a mi J-Hope —respondió y ambos rieron.
El número de baile de Baby-J terminó, regresó a su camerino, el que compartía con J-Hope.
—Ni te imaginas la sorpresa que está allá afuera —comentó Baby-J limpiando el sudor de su frente con un pañuelo.
—No me digas... ¿Los ancianos depravados de la cadena de hoteles? —respondió Hoseok sin dejar de mirarse en el espejo pues estaba maquillando sus ojos.
—Ay, no, cariño, no digas eso. Es una sorpresa muy linda.
—¿Sorpresas en este sitio? No lo sé, Jimin. Solo tengo en mente a un montón de tipos depravados, borrachos, queriéndote follar y diciéndote cuánto insulto les aparece en sus cabezas llenas de mierda —ambos rieron ante el comentario.
—Tienes toda la razón pero hay que admitir que también han llegado tipos super sexys y educados... Por ejemplo como el que está allá afuera, bebiendo en la barra... Uno de piel pálida y cabello oscuro... Que tiene unos ojos gatunos muy profundos...
Hoseok se levantó rápidamente y caminó unos pasos hasta el espejo de Jimin donde este retocaba su maquillaje. —¡¿Él está aquí?! —Preguntó nervioso.
—Es correcto —asintió, echándose un poco de aire con un abanico chino.
—¡Demonios! ¡¿Cómo lo sabes?! —Hoseok comenzó a caminar de un lado a otro, frotando sus manos con nerviosismo.
—Porque lo vi con estos preciosos ojos que la madre naturaleza me dió, cariño —se levantó y lo tomó por los hombros para detener su andar, lo estaba mareando. Lo sentó nuevamente en su silla cerca del espejo—. Relájate, Hobi. Estás a punto de salir. Debes verte totalmente espectacular y muy follable, amigo.
