Yoongi trabaja más de once horas al día para mantenerse a él y a su pequeño hijo, la vida es demasiado cara y no puede darse el lujo de quedarse en casa a holgazanear. Excepto cuando se da el gusto de visitar un club nocturno para divertirse y embri...
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Yoongi lo tomó por los glúteos y lo cargó, Hoseok enredó las piernas en la cadera del pálido. —Vamos arriba, lindura —susurró el bailarín en el oído del pálido provocándole un exquisito escalofrío.
—Solo una cosa —dijo con seguridad girando un poco la cabeza para mirarlo.
—Claro, ¿qué sucede, lindura?
—No me llames lindura, si así llamas a tus demás clientes... —Aunque sus palabras eran serias, su mirada estaba llena de lujuria.
Hoseok sonrió ampliamente mostrando sus blancos dientes y asintió. Escondió el rostro en la curvatura del cuello de su cliente y comenzó a besar y a morder.
Yoongi subió de prisa las amplias escaleras llegando al segundo piso, mirando el extenso pasillo y las diez puertas que había alcanzado a contar. Aún seguía cargando a Hoseok, y los besos húmedos que este continuaba dejando en su piel, lo estaban volviendo loco.
—Es en la única puerta que está abierta...
El bailarín bajó de sus brazos y lo tomó de la mano jalándolo despacio para guiarlo a la habitación.
Entraron a una de las tantas habitaciones disponibles y Hoseok cerró la puerta poniendo el seguro. No había mucha decoración, solo una enorme cama vestida en sábanas blancas y unas cortinas grisáceas cubriendo el ventanal. Un par de mesitas de noche y un sofá individual reclinable, todo iluminado por la única lámpara encendida junto a la cama. Yoongi no puso más atención de lo que había a su alrededor más que en el chico que se lanzó a sus labios para devorarlos, haciéndolos caer a la cama.
Correspondió a su beso con desespero, Hoseok estaba sobre él así que podía posar sus manos en la espalda baja del bailarín.
El chico comenzó a desabotonar la camisa sin despegarse del beso, bajó su ritmo pero no su deseo. Tuvieron que separarse por un momento para poder retirar la chaqueta y la camisa del pálido.
Hoseok se sentó a horcajadas sobre sus piernas para ayudarlo a desabrochar el cinturón y el pantalón. Luego Yoongi se incorporó un poco para quitarle la camiseta transparente. Se sentó por completo con el bailarín en su regazo, lo sostuvo por la cintura y la espalda baja para besarle el cuello. Hoseok movió la cabeza a un lado y dejó que su cliente se degustara.
Una de las manos de Yoongi se escabulló a uno de los glúteos del chico, el bóxer era tan pequeño que dejaba su trasero al descubierto. Lo apretó sin llegar a lastimarlo, provocando que un agudo gemido se escapara de los labios del bailarín.
Giró el cuerpo entre sus brazos para recostarlo en la cama, lo admiró por un momento viendo lo delicado y erótico que lucía. El rostro de Hoseok comenzaba a notarse muy acalorado, le daba ese toque extra de erotismo.
El pálido se deshizo de sus pantalones y se acomodó entre las piernas del chico, este lo recibió abrazándolo por el torso y se unieron en un beso pasional donde sus lenguas eran los personajes principales.