Yoongi trabaja más de once horas al día para mantenerse a él y a su pequeño hijo, la vida es demasiado cara y no puede darse el lujo de quedarse en casa a holgazanear. Excepto cuando se da el gusto de visitar un club nocturno para divertirse y embri...
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—Sí, tu esposa. ¿O estás divorciado? —Preguntó Yoongi acomodándo su corbata.
—No tengo esposa, señor —respondió Hoseok bajando la mirada.
—Oh, lo siento mucho señor Jung, ¿su esposa falleció?
—No —disimuló la risita que quería soltar, sabía muy bien que Yoongi, su cliente, era muy curioso—. Nunca me he casado.
—Ah... —Fue lo único que pudo decir, no se le ocurría que otra cosa comentar y se estaba excediendo en inmiscuirse en la intimidad de Hoseok, aunque por dentro quisiera saberlo todo.
—¿Entonces, papi Hobi? ¿Vamos a mudarnos aquí? —Preguntó la pequeña niña.
—No lo sé, Jiwoo. ¿Estás segura de que deseas vivir en un lugar como este?
—Sí quiero, pero entiendo si no puedes pagarlo —la niña tomó las manos de Hoseok y las acarició para consolarlo.
—Sí puedo pagarlo, es solo que... —No pudo terminar de hablar pues Yoongi lo interrumpió.
—Es parte del sentido de la vida, ¿no? —Jiwoo y Hoseok miraron a Yoongi—. Al menos tendrán un bonito lugar en el cual podrán compartir momentos inolvidables.
A Hoseok se le revolvió el estómago, recordó la última charla con su cliente, Yoongi lo había reconocido, pensó que podía pasar desapercibido pero ahora su cliente sabía su identidad.
—Señor Min, ¿podría darme un momento con Jiwoo para hablarlo? —pidió amablemente, inmediatamente desvió la mirada.
—Por supuesto. Vamos hijo —respondió tomando la mano de Jisung y ambos salieron del departamento.
—Ay, no, ¿y ahora qué hago? Él sabe quién soy yo y si me quedo con el departamento, él sabrá exactamente donde encontrarme. Seguramente vendrá a buscarme todo el tiempo y me convertirá en su amante... Ay, no, eso es horrible... No puedo destruir a una familia así, su esposa no merece que le haga eso, ni siquiera merece que su esposo vaya a llenarse la cabeza de fantasías con tipos bailando semidesnudos... Tipos como yo... Ay, no, yo no quería que esto pasara... Pero no sabía que era casado ni mucho menos que tenía un hijo o tal vez tenga más hijos... Pero él me dijo que no tenía esposa... ¿Y si es divorciado? Bueno, prefiero no averiguarlo. Me iré lo más pronto de aquí... —Tenía una batalla mental cuándo la pequeña Jiwoo, preocupada por el rostro aterrado de Hoseok, llamó su atención dando un par de aplausos.
—Papi, ¿papi Hobi? ¿Estás bien?
—Jiwoo, vamos a encontrar un lugar mejor, te lo prometo. Pero no podemos quedarnos aquí...
—¿Por qué no, Papi Hobi? —La niña hizo un puchero—. Mira por la ventana, se puede ver todo, hasta el parque donde me lleva mi nana y se ve la calle que hay que doblar para llegar a mi escuela —insistió.
