Yoongi condujo unas calles lejos del club y aparcó el auto en la esquina de una avenida principal.
Todo estaba tan solitario y silencioso.
—Disculpa, tengo que llamar a Rosé —anunció el bailarín buscando su celular en su bolso.
—¿Quién es Rosé? —preguntó curioso el mayor encendiendo la radio.
—Es la niñera de Jiwoo, siempre hago la última llamada a las 12 de la madrugada para asegurarme que todo está bien.
—¿Tu hija se duerme a esta hora?
—Oh, no, ella tiene un horario estricto, a las ocho de la noche ya debe estar en la cama —enseguida acercó el móvil a su oído luego de marcar el número—. Hola, Rosé, ¿está todo bien?
El pálido esperó que el chico terminara su llamada, mientras tanto sintonizó su estación preferida: una estación de radio donde sonaban las canciones clásicas de décadas pasadas en inglés, en ese momento sonaba Everything I do de Bryan Adams, él se sintió tan cursi al escuchar la canción con atención mientras veía en cámara lenta a Hoseok concentrado en la conversación al teléfono.
Cruzó los brazos sobre el volante y recargó la cabeza ahí, mirando en dirección al bailarín, se sentía como un adolescente enamorado por primera vez, su estómago se llenó de cosquillas y su corazón latió más fuerte, sonriendo como un tonto.
—De acuerdo, Rosé, muchas gracias, más tarde las veo —colgó la llamada y bloqueó nuevamente su celular, lo guardó en su bolso—. ¿Qué pasa? —Preguntó luego de notar la mirada en él.
—Eres hermoso, Hoseok... —Susurró sincero.
—Yoon... No digas esas cosas por favor... Me pongo tímido —soltó una sonrisita y lo miró sonrojado.
—¿Quieres ser mi novio?
Hoseok abrió los ojos con asombro y asimiló despacio lo que acababa de escuchar. —Tú... Yo...
Yoongi se incorporó y tomó la mano del chico.
—¿Quieres ser mi novio, Hoseok?El bailarín sonrió y asintió lentamente. —Sí, Yoongi... Sí quiero.
El mayor deslizó con delicadeza su mano sobre la mejilla de Hoseok y lo acercó a él para unir sus labios necesitados con los de él.
Hoseok sintió la humedad y la calidez de los labios contrarios, y con un suspiro, cerró los ojos dejándose llevar ante aquella preciosa sensación.
La mano libre del mayor se escabulló por el delgado cuello del bailarín y con su pulgar, apretó ligeramente la garganta, aquel acto había provocado que Hoseok echara la cabeza un poco hacia atrás. Yoongi aprovechó la posición acercándose aún más haciendo rechinar su asiento, sentía la necesidad de fundirse en el dulce sabor del bailarín.
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¿Cuánto vale un rato más? -Yoonseok- (TERMINADA)
Fiksi PenggemarYoongi trabaja más de once horas al día para mantenerse a él y a su pequeño hijo, la vida es demasiado cara y no puede darse el lujo de quedarse en casa a holgazanear. Excepto cuando se da el gusto de visitar un club nocturno para divertirse y embri...