Yoongi trabaja más de once horas al día para mantenerse a él y a su pequeño hijo, la vida es demasiado cara y no puede darse el lujo de quedarse en casa a holgazanear. Excepto cuando se da el gusto de visitar un club nocturno para divertirse y embri...
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Esa noche, Yoongi tuvo que irse con las manos vacías. RM tenía que hacer lo que Hoseok decidiera.
Los tres primeros días de la semana, Hoseok no trabajaba, así que RM tuvo que citarlo en una cafetería para hablar sobre Yoongi.
Llevó a Jiwoo a la escuela y luego llegó al lugar donde su jefe ya lo esperaba.
—Buen día, Namjoon.
Por supuesto, su jefe también protegía su identidad colocándose el sobrenombre "RM".
—Buen día, Hobi. Siéntate por favor —el jefe se levantó y le acercó una silla.
Ambos lucían muy distintos a como se les veía en el club, ahora vestían ropa cómoda.
—Siento mucho no haberte dejado dormir nada, hace solo un par de horas que saliste del club y ya te tengo aquí nuevamente —habló RM mirando la hora en su celular, eran las ocho de la mañana con treinta minutos.
—Descuida, dejé a Jiwoo en la escuela, tenía que estar despierto —le dió un trago la café que su jefe le había pedido.
—Oh, esa pequeña princesa, ¿cómo está? Espero verla pronto.
—Ella está bien, gracias. Una pequeña niña parlanchina que está cerca de cumplir seis años... Por cierto, estás invitado a su fiesta.
Hoseok buscó una foto reciente de Jiwoo en su celular, mostrándosela. Él era su jefe pero también era su amigo, en todo el tiempo que llevan juntos trabajando, Hoseok descubrió que Namjoon era un chico muy tierno y de mucha confianza.
—No me la perdería por nada, muchas gracias.
RM buscó en la lista de sus contactos a Yoongi entrando a su chat, mostrándole la foto de perfil a Hoseok. En la foto posaba Yoongi con el pequeño Jisung, abrazándolo por la espalda, ambos sentados sobre el césped. Volvió a sentir cosquillas en su estómago e inconcientemente sonrió.
—Como te pude decir anoche, él está interesado en reservarte...
—No sé qué decidir, Nam. Él me gusta pero, como puedes, ver tiene familia. Y no quiero ser un rompe hogares.
—Yo pude notar que también le gustas a él —dio un sorbo a su capuchino y se acomodó mejor en la silla—. Le dije que le mandaría a hacer unas pruebas, él dijo que aceptaba hacer cualquier cosa. Le pedí a mi asistente que hiciera una lista de requisitos que incluyen exámenes físicos, de sangre y orina para corroborar que no tenga enfermedades raras o de transmisión sexual. Así como algunos test psicológicos que le pedimos a mi buen amigo Lee Minho. También tiene que llenar un formulario respondiendo preguntas personales, así sabremos si es casado y aspectos de su vida personal.
—Tal vez sí es casado, ese bebé que salé con él en la foto, es su hijo. Él lo llevó cuando atendió mi cita en la inmobiliaria.
