Capítulo 3

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Hakim nos dijo que la casa en la cual nos estableceríamos momentáneamente ya estaba lista, nos vestimos y nos dejaron en la puerta, él se encerró en su nueva oficina.
La casa era antigua pero estaba impecable, todos los detalles estaban en color oro, había lámparas enormes con caireles de cristal.
-Es de Swarovski-una chica de mi edad se asomó saliendo de atrás de una puerta-soy Candela, la cocinera del lugar-se presentó, me sonrió, después saludo a las chicas de manera muy simpática-cualquier cosa pueden pedirme lo que quieran
-¿Podemos ver la cocina?-Emilia se entusiasmó, ella siempre había querido ser cocinera, soñaba con tener un bar.
Candela asintió con la cabeza.
Entramos a la cocina, yo cargando a mi hija.
-Que bonita-Candela se acercó y le jugó a mi Amira- se parece a vos.. No se parece nada a.. No tuve que decir eso
Eso me dio risa, me reí.
-Gracias a dios ella es mi gota de agua y no salió a Hakim-le sonreí, la hice reír.
Candela nos hizo un tour por toda la casa, ¿la parte que más me gusto? El jardín enorme y la biblioteca, cuando podía siempre me ponía a leer, me gustaba irme bien lejos a través de la literatura, por un momento era libre.
Una vez en el jardín Eugenia nos llamó para que viéramos a su hijo Nadim, estaba dando sus primeros pasos.
-¡Muy bien!-lo felicitó y besó su mejilla reiteradas veces, se emocionó- boludas mi hijo me hizo llorar
-Pero esta vez es de alegría-Gimena le sonrió, besó la mejilla de Eugenia.
Cuando una vive una vida así inevitablemente de alegra más que nunca de cosas sencillas, cada cosa buena que pasa es una bocanada de aire fresco, es alivianarnos por tan solo un momento.
A la hora de cenar nuestro marido no cenó con nosotras, lo escuchamos hablar en varios idiomas con distintas personas.
Todas juntas nos pusimos a ver dibujitos en la tele, Emilia tenía un hijo de cuatro, Gimena de tres, Eugenia de dos y mi hija tenía uno.
-Lali, ¡mañana es tu cumpleaños!-Eugenia me animó-¿tenes algún deseo en particular?
-¿Puedo pedir libertad para todas?-elevé mis cejas.
-¡Lo dijiste en voz alta! Ahora no se va a cumplir-Gimena me molestó- enserio, ¿que queres?
-Quiero eso-insistí, asentí con la cabeza.
-Sabes que eso no va a poder ser.. Pero.. Podes elegir muchas cosas más, es tu día, eso Hakim lo respeta y se porta bien.. Te puede dar lo que quieras-Emilia me trató de dar ánimos.
-¿Puedo pedir no tener sexo con él?-solté un suspiro.
-¡Arriba el ánimo Lali!-Eugenia me abrazó dulcemente- te quiero bien
Nos quedamos así un rato, a los quince minutos nos fuimos a descansar, lidiamos con acostar a nuestros hijos y finalmente nos recostamos en nuestras camas.
Jugué con mi cadenita y después con la llave, me la saqué y la guarde en mi cajita de mi infancia, si Peter no la llevaba, ¿porque la tenía que llevar yo?
Molesta me fui a dormir, y eso hizo que tuviera pesadillas, las chicas se sobresaltaron y encendieron la luz.
-Lali, La, esta todo bien-me aseguró Gimena- intenta dormir..
Otra vez apagaron la luz.
Desde hace cinco años que por lo menos una vez por semana tengo pesadillas, pienso las peores cosas, y rezo mentalmente para que nada de eso pase, nada nos pase.

Cuando se hizo de día la luz inundó la habitación, me di una ducha y me fue inevitable no pensar que era otro día más encerrada en el infierno.
Traté de cambiar mi cara cuando bajamos a desayunar, las chicas me dieron besos y abrazos, me mimaron.
Finalmente apareció Hakim.
-¿Hay algo que quieras hoy Mariana?-me preguntó mirándome fijo.
Ni "feliz cumpleaños" ni un "feliz vida", en su mundo soy la oveja negra, la que trajo a su vida a una hija mujer, desde entonces me trata peor que a las demás.
-¿Podemos ir a cenar?-pregunté nerviosa- a otro lado..-completé.
Él asintió con la cabeza aceptándolo.
¡Al fin salir a tomar otro aire!
Después de desayunar las chicas me llamaron para que las siguiera, nos metimos en la cocina y la vi a Candela con una torta, había una vela encendida, se pusieron a cantarme el feliz cumpleaños escondidas.
Soplé la torta y todas me abrazaron nuevamente.
Candela me sonrió.
-¿Te gusta la torta? Las chicas me dijeron que el lemon pie es tu preferido-ella esperó ansiosamente mi respuesta.
-¡Me encanta!-asentí con la cabeza-¡gracias!
Ella me dio un abrazo cálido, seguro pensó en mi como la pobre mujer que no tiene escapatoria de esta vida.
Senté a mi hija en un banquito para bebés y le di para probar un poco de la torta.
Puso caras raras, nunca le daba de comer una cosa muy distinta.
-Creo que le gustó-sonreí, besé su mejilla.
-Hasta en los gustos salió a vos-Gimena se rió.
Por la tarde me paseé por la biblioteca y busqué que podía empezar a leer, elegí Un mundo feliz de Aldous Huxley, te pintan la vida perfecta pero eso es una utopía, era la tercera vez que iba a volverlo a leer.

Cuando finalmente llegó la noche una limusina nos buscó a todas, esta vez iban a poder venir nuestros hijos, le había pedido a Hakim eso también, de mala gana terminó aceptando, él se apareció directamente en los jardines del restaurante, consigo vino una mujer y de la mano de ella lo vi.
Peter me miró a los ojos y después apartó su mirada.
-Hoy cena con nosotros Peter Lanzani y su esposa Manuela Viale-Hakim dijo esas palabras y fueron como si me hubieran clavado una daga.
¿Peter se había casado?
-¿Convertiste mi cumpleaños en una cena de negocios?-miré a Hakim molesta, él me miró mal.
-Es esto o ustedes se vuelven-me amenazó.
Traté de tranquilizarme, aunque la verdad era que quería seguir diciéndole cosas.
Peter posó su mirada en mi hija, después nuestros ojos se encontraron.
-Ellas son mi familia-Hakim nos presentó una por una.
Manuela nos miraba como si fuéramos parte de una rareza.
-Me estabas contando Peter Lanzani, acerca de la nueva aplicación que pensas lanzar dentro de poco-Hakim cambió de tema y se me formó un nudo en el estómago.
Peter estaba nuevamente conmigo, el día de mi cumpleaños y no estamos solos nosotros, yo estoy junto a las chicas, mi esposo y su mujer.
Iba a ponerme a llorar y por eso me puse de pie.
-Voy al baño-anuncié.
-No me pediste si podías ir al baño-Hakim me miró mal.
-¿Puedo ir?-repetí.
-Podes ir-él me lo permitió, me desaparecí y cuando llegué me miré en el espejo, las lágrimas se me empezaron a caer, me sentía mal, muy mal.
Cuando estaba por salir del baño entró Manuela.
-¿Que se siente no ser la única mujer en su vida?-me preguntó con curiosidad- yo no podría, no podría compartir a Peter, ni me imagino eso
No le respondí, la ignoré y retomé mi camino para volver.
Cuando estaba por llegar a la mesa un brazo me corrió hacia un lado.
Peter puso su mano sobre mi boca.
-¡¿Que haces acá?! ¿Estas pensando hacer negocios con él? ¡Justo con él!-le grité en la cara, otra vez tapó mi boca, se me cayeron algunas lágrimas, no podía estar más decepcionada de él.
-Shhh.. ¡Callate Lali!-me pidió- por algo estoy acá, me importás, quiero ganarme su confianza.. Para así poder estar más cerca tuyo...-noté que su voz se quebró- te lo debo.. Voy a tratar sacarte de esta mierda
No pude evitar ponerme a llorar.
-No vas a poder.. Estoy condenada..
-Voy a buscar una manera..-él besó mi frente, me aferré a su cuerpo.
Nos separamos cuando vimos que a lo lejos Manuela salió del baño.
-Feliz.. Feliz cumpleaños Lali-hizo una caricia en mi cara- desearía tanto que tengas un día feliz..
-Ya.. Ya no importa nada Peter, es mejor que volvamos, vos con tu mujer, yo con mi esposo y mi hija..
-Es ella.. Ella es tu calco-agregó, asentí con la cabeza.
-Vamos, vení un poco más tarde.. Hakim no es tonto-suspiré.
Volví a sentarme a la mesa y la cena volvió a ser una reunión de trabajo.
Manuela se quedó mirándome mal, no le había caído nada bien que no haya respondido su pregunta, a mi me dio igual, seguro nunca más nos veríamos.
¿Lo único bueno de la noche? Pude tomar vino de manera libre.
Llegué a la casa y me puse a hablar cosas incoherentes, estaba harta de todo, hace años no tenía una borrachera.
-¿No pensas decirme feliz cumpleaños? Cierto.. No porque no es feliz.. No fue un día feliz-le solté eso en la cara a Hakim.
-¡Ya basta! Tuve mucha paciencia con vos-se enojó, rápidamente tiró de mi pelo, después me soltó- solo por hoy como es tu "cumpleaños" te perdono, la próxima vas a ver
Él se marchó sin saludarnos, cuando volví a la habitación me puse a llorar, las chicas estuvieron para mi, había sido otro día más para el olvido.

Cielo verde y salvadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora