Capítulo 4

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Cuando desperté sentí la resaca del día anterior, bajé a desayunar, las chicas ya estaban en la mesa del comedor, me tomé una pastilla y tomé algo de agua.
-Ayer te zarpaste-Emilia me miró preocupada- Hakim te tiene entre ceja y ceja, tratalo bien, no queremos verte nuevamente con moretones como la última vez que el asunto fue grave
-Ey, te lo decimos por tu bien-Eugenia apoyó su mano sobre mi hombro y suspiré.
Besé la mejilla de cada una y me senté, desayuné en silencio y después fui a la biblioteca a revisar que otra cosa podía leer.
Agarré algo por agarrar algo y terminó gustándome bastante.
-Toc toc-Peter hizo como si estuviera tocando la puerta, me miró a los ojos-¿que estas leyendo?
-Marianela de Benito Pérez Galdós-le mostré el libro.
-Marianela.. Lo leí hace tiempo atrás, ¿no te acordas que te conté de que va?-elevó sus cejas.
-Ahora que empecé a leer algunas páginas me acuerdo.. Marianela es una chica que hace de lazarillo de Pablo que es una persona ciega, él conoce el mundo por las descripciones de ella hasta que recupera la vista.. A Pablo lo comprometen con su prima Florentina la cual es muy bella, y la Nela se siente mal porque piensa que es muy fea, se desaparece.. Ella cae enferma y muere, probablemente de amor y vergüenza.. Es un triste final-suspiré- ¿para que leerlo si recuerdo todo?-dejé el libro en el estante-¿acaso necesitas algo?-cambié de tema-¿porque estas acá?-me puse a caminar mientras que me escondía detrás de los estantes, la biblioteca estaba llena de pasillos, estantes con libros de todos los idiomas, Peter se puso a perseguirme, me agarró del brazo para pararme.
-Tu marido esta en una reunión ahora, me invitó a que venga, de ahora en más vamos a trabajar juntos y acá.. Solo.. Solo quería ver como estabas..-suspiró, me soltó y me quedé mirándolo.
-No te hagas el que te interesa mi bienestar-evité el seguir mirándolo a la cara, no quería que notara mi tristeza.
-Te conozco La.. Tenes ganas de llorar, y odio que sea mi culpa
-Vos no me conoces ya.. Pasaron cinco años, crecí, maduré, soy esposa, me convertí en madre, la Lali que conoces ya no es Lali, ya no me dicen Lali, para todos y para vos a partir de ahora soy Mariana-volví a mirarlo, intenté mostrarme firme, en lugar de eso él me acorraló contra un estante.
-Vos sos y siempre vas a ser Lali.. Mi dulce Lali..
-Tú Lali-me reí con ironía-esa Lali no está más, ¡¿acaso la vez?! Esa Lali tenía los ojos brillantes todo los días.. ¡Era feliz Peter! Con poco pero feliz-la voz se me quebró- es horrible.. Es horrible todo esto..
Quise irme pero me agarró nuevamente del brazo.
-Voy a sacarte de acá.. Te lo prometí hace cinco años atrás y voy a cumplir-no me sacó la mirada de encima- vos.. ¿donde está tu cadenita? La que yo te di..
-Guardada, como la tuya-me encogí de hombros- ahora si no te importa vos volvé por allá que yo me voy por acá..
Le señalé la puerta por la que tenía que irse y de mala gana se fue.
Antes de salir al patio me quebré, me puse a llorar sin realmente saber porqué.
Cuando me tranquilicé fui a donde estaban las chicas.
-¿Amira se portó bien?-le pregunté a Gimena, ella asintió con la cabeza.
-Como una princesa-Emilia me sonrió- le hizo honor a su nombre
Esbocé una pequeña sonrisa.
-Crecen rápido..-comentó Eugenia mirando a su hijo.
-Re-coincidí, asentí con la cabeza.

Cuando anocheció vi a Peter salir de la oficina de mi esposo.
-¿Se queda a cenar?-le pregunté a Hakim.
-No... Es mi aniversario de casado..-soltó Peter como si nada- la próxima-le dijo a Hakim y lo saludó cordialmente.
Cuando se fue Hakim se sentó a cenar con nosotras, como siempre reinó en silencio.
-Mariana quiero verte ahora en mi oficina-me llamó cuando terminamos de cenar.
Fui sin saber que esperar.
-¿Ahora qué?-suspiré.
-Ayer no hice nada porque era tu "cumpleaños" pero vas a pagar por como te comportaste-me pegó en una de mis mejillas, lo miré desafiante- sos la más rebelde, salvaje.. ¿Porque me gustas tanto?-después me acarició la cara- pero eso no te da derecho a poder comportarte como lo haces
Me clavó la mirada.
-A mi habitación, ¡ahora!-me ordenó.
Caminé lentamente hasta que me palmeó el trasero, acelere el paso, cuanto antes terminara mejor.
Tuve que recostarme sobre la cama porque él me lo ordenó, fue desvistiéndose y después hizo eso conmigo, entonces traté de desconectarme de la realidad y dejé que hiciera lo que quisiera, ya todo me daba igual, si solo soy su "sirvienta". La que tiene sexo con él, la que hace de ama de casa, la que tiene que hacerle masajes cuando lo solicita.
Besó mis labios y traté de visualizar a cualquier otra persona menos a mi esposo.. Entonces la cabeza me jugó una mala pasada y pensé en Peter, eso me desorientó, ¿porque Peter?
Cuando todo terminó me vestí nuevamente y me fui corriendo a la habitación, antes me di una ducha, todas las veces que pasaba me sentía usada, sucia.
No permití que se me escaparan más lágrimas, las chicas al verme me contuvieron.
Hice lo que normalmente hacía para estar bien, le canté a mi hija una canción de cuna, dulcemente ella jugo con los dedos de mi mano.
-Ya se que estas buscando..-abrí la cajita de mi infancia y le mostré la cadenita con la llave- se que es tu cosa favorita..-ella quizo metérsela nuevamente en la boca-eso no chiquita-me reí- ¿sabes? Me la dio una persona que.. Fue muy importante para mi.. Ya no se quienes somos ambos.. Cambiamos.. Crecimos.. Cada uno tiene realidades distintas y.. ¿Que hago hablándote como si entendieras todo?
Ella me miró como si realmente me entendiera, puso su manito sobre mi cara.
-Te amo tanto mi chiquita..-llené de besos su carita- te prometo que siempre voy a protegerte de todo.. Vos no vas a tener el mismo destino que yo, te lo prometo
La dejé en su cuna y me metí en la cama, traté de despejar mis pensamientos, me costó dormirme, pero lo conseguí.

  Cuando me senté a desayunar lo hice en camisón, las chicas estaban igual que yo.
-¡A vestirse!-nos ordenó nuestro esposo-va a venir Lanzani, ¡quiero que de a partir de ahora siempre estén vestidas antes de las diez! ¡Es una orden!
Muy de mala gana me levanté de la mesa para cambiarme.
Cuando lo hice y bajé el timbre sonó, Peter entró con varios papeles en la mano, él me miró desde a lo lejos hasta que mi esposo lo hizo pasar a la oficina.
Estuvieron horas hablando.
-¿Cuanto tiempo más van a seguir trabajando?-me preguntó Emilia.
-Sabes como es Hakim, es un trabajador compulsivo, tiene acciones en distintas partes del mundo, seguro quiere invertir en la empresa de Peter-le respondió Eugenia como si fuera algo obvio.
Todas tomamos el té en el jardín.
-Voy a recibirme de abuela, es la bufanda número quince mil que tejo.. -Gimena nos lo mostró- ¿ahora de que otro color quieren?
-Deberías probar con algo distintos, algún gorro..-Emilia le sugirió- dios, que aburrida es esta vida, lo que daría por poder trabajar de algo, ¿vos de que trabajarías Lali?
Desde que tengo uso de razón esa fue una respuesta que nunca pude responder, es que no experimente muchas cosas como para elegir algo para toda la vida.
-No lo sé..-me sinceré- algo que tenga que ver con lo creativo.. Tal vez escribir, ser una escritora..
-¡Podes hacerlo! A ver si alguna vez se publica tu libro-Eugenia me animo- ¡podrías empezar por escribir a cerca de esta vida de mierda!
-Tan de mierda no es.. Vivimos bajo un techo, tenemos comida, agua.. Estamos mejor que antes-Gimena nos miró a una por una.
-¿Es vida una vida sin sueños?-les pregunté, ellas se quedaron mirándome- el silencio otorga.. 
Emilia cambió de tema y me puse de pie cargando a Amira, fui hasta la cocina y me senté para verla a Candela preparando el almuerzo.
-Pasta pasta, receta Italiana de mi familia-me sonrió-¡vas a venir a aplaudirme después!
Me quedé mirándola con algo de envida.
-¿Qué se siente?-quise saber.
-¿Qué?-me miró desconcertada.
-Poder trabajar de lo que te gusta.. Vivir una vida normal-suspiré-contame de vos..
-Yo.. Yo me llamo Candela, mi familia es italiana, mis abuelos vinieron de allá.. Tengo un novio, se llama Andrés, tengo una perrita que se llama María Elena.. Hijos no tengo por ahora-me miró- soy feliz trabajando de lo que me gusta.. Para eso estudié cocina.. Soy chef..
Esbocé una pequeña sonrisa al escuchar eso.
-Quisiera ser vos por lo menos por una vez en la vida-suspiré.
-Podemos.. Algún día puedo cubrirte así salís.. Es arriesgado pero.. Veo en tus ojos que necesitas salir a tomar un poco de aire nuevo-Candela me dijo eso y me ilusioné- solo por media hora, solo por ese tiempo, no me gustaría meterme en problemas
Impulsivamente la abracé.
-¡Gracias!
-Vemos como hacemos después-ella asintió con la cabeza.
Cuando Candela nos llamo para almorzar no pude evitar sonreír.
-Estuvo muy rico-la felicitó Eugenia.
-Genial-coincidió Gimena.
Cuando nos apartamos les conté lo que habíamos planeado con Candela.
-Entonces cuidamos a Ami-Emilia repasó el plan-¿mañana, no?
-Mañana-asentí con la cabeza.
-Esta bien-asintió Eugenia.
Fui a leer a un balcón y quién me interrumpió fue mi esposo.
-¿Qué?-lo miré a los ojos.
-¿No puedo admirar a mi esposa?-suspiró- vengo a recordarte que te comportes conmigo, y que lo hagas de ahora en más porque no vamos a estar solo nosotros en esta casa, va a venir a trabajar Lanzani
-¿Y?-me encogí de hombros.
-Sé una buena esposa-me lo recordó- ahora quiero masajes en los pies, vení a mi oficina
¡Lo que me faltaba!
Tuve que hacerle caso, cuando llegué a la oficina Peter estaba trabajando con su computadora, cruzamos miradas cuando me agaché y empecé a masajear los pies de Hakim.
Sentí la mirada de Peter en mi nuca, me sentí muy avergonzada de que me vea en esa situación, cuando finalmente terminé me escapé.
Peter salió a los minutos de la oficina y me llamó.
-¡Lali!
-Mariana-lo corregí seca:
-Mariana-me llamó, lo miré a los ojos y los tenía brillosos- no puedo verte así... Siento en parte que es mi culpa..
-Vos no queres que yo deje de ser una presa porque deseas lo mejor para mi, es para tener tu conciencia limpia-lo ataqué, él me sostuvo del brazo para detenerme, intenté nuevamente irme.
-¡No!-elevó el tono de su voz-¡Lali me importás! Siempre me importaste, ¡no dudes de mi! Yo... Yo hace mucho quise decirte algo.. Algo que nunca pude..-empezó otra vez, recordé haber tenido esta misma conversación en el pasado, por eso me aparté.
-Dejá, olvidate que me conoces, sé feliz con la vida que soñaste, tene mil hijos con la hija del político ese, el tal Viale-lo miré por última vez y subí las escaleras para encerrarme en la habitación, recién ahí me quebré, sola, necesitaba un abrazo de esos sincero, uno que jamás iría a llegar.

Cielo verde y salvadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora