Capítulo 12

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Hola! Último por hoy, espero que les guste!
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Al despertar fui directo a la cocina cargando a mi hija, la senté en la sillita para bebés y me puso a ayudar a Candela, noté que le costaba mirarme a la cara por el gran moretón que tenía.
-No pasa nada, no me duele-mentí, solté un suspiro-estoy acostumbrada
-¿Puedo decirte algo?-me preguntó preocupada, asentí con la cabeza-¿porque no hablas? ¿Porque no lo denuncias?
-Tiene a todos comprados con plata, ¿crees que no lo intentamos?-elevé mis cejas mirándola- no hay pruebas concretas, no podemos acudir a nadie, nos tiene sin teléfonos celulares para que estemos incomunicadas del mundo, las únicas personas a las que tenemos la oportunidad de ver son a vos y a Peter.. Bueno, también a la estúpida de Manuela-suspiré algo fastidiada- cada segundo en cualquier otro lado lo atesoramos como si fuera oro.. Esta es la vida de las esposas de un jeque árabe, no muchas personas hablan de eso
Candela me miró con pena, odiaba eso, dejó de hacer lo que estaba haciendo y me abrazó, yo también lo hice.
-Sabes que podes contar conmigo Lali-se apartó de mi-en todo lo que pueda ayudarte contá conmigo-asintió con la cabeza.
-Gracias-intenté sonreír.
Cuando me di cuenta ya habíamos terminado de hacer los famosos fatays.
-Es como una empanada llena de carne picada, es bien condimentada-le conté a Candela-solía comer mucho esto, en los cumpleaños más que nada, o cuando Hakim esta de buen humor
-Hoy sí hay un motivo de celebración-Candela elevó sus cejas- estás acá, y estas bien
Asentí con la cabeza.
Después le di de comer sopa a mi Amira, cargándola fui a poner la mesa pero las chicas ya lo habían hecho.
-¿Hakim?-quise saber, ahora ante cualquier cosa estaba alerta.
-Se fue a almorzar a un restaurante fino con Peter y Manuela-Gimena me pasó el parte.
-Es significa que pueden salir, solo por veinte minutos-apareció Candela con la comida.
Todas la miramos con alegría, la abrazamos.
Almorzamos rápidamente para poder irnos rápido, queríamos aprovechar esos minutos.
Salimos por la puerta de la cocina y nos cruzamos al parque, nos quedamos juntas pero nos quedamos jugando con nuestros hijos.
-Es otra cosa.. Es otra cosa poder estar afuera-Emilia nos sonrió.
-Yo.. Pienso llenarme los ojos de estos colores, sentir este aire, me alegra hasta estar mezclada entre la gente, por un momento ser parte de las personas normales, parte de la vida normal-Eugenia asintió con la cabeza.
Me puse de pie agarrando a mi hija y me puse a caminar un poco, fui explicándole y mostrándole distintas plantas.
-Este árbol lindo es un jacarandá, tiene flores lindas, es un lindo árbol-se lo señalé, Amira se lo quedó mirando.
Besé su mejilla, cuando estaba volviendo a donde estaban las chicas lo vi, el auto de Hakim, les hice señas, ellas no sabían que les quería decir.
-¡Volvió!-les señalé la casa, ellas se pusieron rápidamente de pie.
Caminamos rápido,Hakim, Manuela y Peter aún no entraban, se quedaron hablando en la puerta.
Desde lo lejos Peter me vio, se puso tenso, con sus ojos me dio la indicación de que entre.
-¡Que lindo jacarandá!-exclamó señalando el otro costado para distraer a Manuela y Hakim.
Rápidamente entramos todas y corriendo salimos al jardín.
Solté el aire que tenía contenido por la adrenalina.
-¡Llegamos!-Hakin nos vino a buscar-ahora vamos a tomar té oriental y a comer unas cositas dulces de mi cultura-miró a Peter y Manuela.
Otra vez tuve que compartir una mesa con Peter y su insoportable esposa, ella ignoró el hecho de que yo tenía la mejilla morada, siguió hablando como si nada.
Peter en cambio no podía sacarme la mirada de encima.
Para ahorrarme problemas le pregunté a Hakim si podía irme al baño, él me miró mal pero me dejó.
Al llegar mojé mi brazo para limpiarlo, otra vez estaba sangrando.
-Toc toc-Peter hizo como si estuviese tocando la puerta-¿hay algún botiquín por acá?
Le señalé un mueble, Peter sacó de ahí una caja, encontró gasas, alcohol y cinta.
Limpió mi herida y me retorcí del dolor, a los minutos terminó, después se me quedó mirando, hizo una caricia en mi mejilla.
-Duele Peter-no le pude mentir, sus ojos se pusieron llorosos-no es la primera vez..
-No puedo verte así-la voz se le cortó.
Me abrazó fuertemente y me dejé, también lo abracé.
-Tenemos que volver-asentí con la cabeza-volvé después que yo-le pedí.
Una vez ya en la mesa al volver Peter tomamos el té como si nada hubiese pasado.
-Si quedo embarazada ya se como ponerle a nuestro hijo-miró a Peter, yo miré hacia el otro lado porque lo quiera o no eso me hizo sentir algo de celos, aunque no tenía derecho a nada, él tenía su vida, una en la cual yo no formo parte.
Cuando terminamos me paré de la mesa lo más rápido que pude.
-Tengo que irme, mi mejor amiga me invitó al desfile de su marca de ropa-Manuela habló acelerada, muy alegre-¿nos vemos después mi amor?-miró a Peter que asintió con la cabeza-¡los dejo que sigan trabajando!
No quise mirar más, otra vez me refugié en la biblioteca, agarré otro libro.
-La Celestina-Peter leyó el título desde donde estaba.
-Este también ya lo leí, es una obra clásica del escritor Fernando de Rojas, una persona llamada Celestina que era famosa por ayudar a personas para que tengan citas, ayuda a  Calisto y Meribea para que tengan encuentros, ellos se convierten en amantes y termina en tragedia.. ¿Te suena familiar? Los romances a escondidas no funcionan-elevé mis cejas, caminé por el laberinto que formaban los muebles llenos de libros y estantes, Peter me persiguió en todo momento-¿porque tengo creer que esto?-nos señalé- puede salir bien
Él terminó de acortar nuestra distancia, mi respiración se acelero.
-Tal vez.. Tal vez porque nosotros sí somos reales y no somos personajes de una novela-el que elevó sus cejas ahora fue él-¿no podes leer algo más lindo? Siempre lees tragedias
-¿Que me recomendas?-lo miré firmemente a los ojos.
-Que escribas tu propia obra literaria.. Pero que pienses un final positivo, lindo.. ¿Te olvidaste de que se de tu pasión por la escritura?¿Seguís haciéndolo?-me acarició el pelo, terminó acortando nuestra distancia y besó dulcemente mi frente.
Aturdida y algo estática asentí con la cabeza.
-Hace poco volví a hacerlo.. Hace años no lo hacía, desde.. Desde la última noche que nos vimos-solté un suspiro- te había escrito una carta que nunca te di.. En esa carta te revelaba mi secreto mejor guardado, te confesaba mis sentimientos Peter, pero no te la di.. No lo hice, por miedo a ser rechazada y para que vos no pienses todos los días en mí, para que tuvieras tu propia vida, y ya la tenes.. Nada de eso tiene validez ahora
Peter agarró mi cara entre sus manos y me miró a los ojos.
-No seas tonta.. Yo tampoco vivo una vida feliz, ahora no, porque te necesito La..-no me soltó- ¿que tengo que hacer para que te en claro que te quiero? Que te quiero bien-su voz se quebró.
-Dejá de jugar con mis ilusiones y dejá de prometer-se lo solté en la cara, noté sus ojos brillosos, quise irme pero en vez de poder hacer eso Peter me besó, tan solo eso hizo que se me aflojaron las piernas-¡soltame!-golpe su espalda fastidiosa- tampoco juegues con mis sentimientos-elevé mi voz alejándome.
Su última mirada me transmitió.. ¿Dolor? ¿Puede ser eso?

Cielo verde y salvadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora