𝑴𝒆𝒎𝒐𝒓𝒊𝒆𝒔 [𝑲𝒊𝒏𝒈 𝒙 𝑹𝒆𝒂𝒅𝒆𝒓]

XLII

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𝓣𝓱𝓮 𝓣𝓮𝓷 𝓒𝓸𝓶𝓶𝓪𝓷𝓭𝓶𝓮𝓷𝓽𝓼

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– ¡Gana la pareja de King y _________! – Gritó aquel hombre.

Solté todo el aire que tenía en mis pulmones para nuevamente inhalar y mi cuerpo tembló, ganamos. Miré aquel pequeño montículo de tierra y piedras que se había formado.

Aunque hubiera estado jugando no voy a negar que fue una tarea difícil derrotar aquel sustituto.

Sin más, giré para dedicarle una última mirada a esa hada pelirroja quien me miraba con una sonrisa.

Yo simplemente lo miraba sin emoción alguna, ya no iba a permitir que su simple presencia o mirada me hicieran sentirme confundida o amenazada. Por ahora me preocuparía más por mis amigos y pequeños que por esa hada.

Sin más me giré para ir justo al lado de King quien estaba recostado en las raíces.

– _________, lo hiciste increíble. Nuevamente me asombras con tus habilidades. – Halagó, inevitablemente solté una risita. – Habló en serio. – Dijo con seriedad pero pude vislumbrar una pequeña sonrisa en su rostro.

– Gracias King. – Me arrodille antes de caer por el cansancio, que mis heridas se curen no significa que el cansancio desaparezca. – Pero creo que el más asombroso de esta noche eres tú, tus ataques son más poderosos. – Comenté mientras acariciaba gentilmente su mejilla derecha con mi mano izquierda. – Simplemente eres impresionante.

– Pero aun no soy lo suficiente fuerte, permití que te atraparan y te asfixiaran. – Llevó su mano derecha a donde la mía y la apretó con fuerza mientras cerraba sus ojos. – Si yo no hubiera reaccionado y atacado con esa fuerza tal vez tu estarías inconsciente y yo... muerto. 

– Pero no fue así. – Hablé mientras acercaba mi rostro y juntaba mi frente a la suya. Me quede así unos minutos para nuevamente alejarme. – Escúchame con atención, Harlequin. – Al llamarlo por su verdadero nombre él abrió sus ojos de inmediato y pude apreciar sus ojos color miel más brillos de lo usual, quería llorar. – El hubiera no existe, deja de preocuparte por algo que no paso. Ambos estamos bien, tú estas vivo y yo estoy aquí, junto a ti. – Besé su frente. – Ganamos, Harlequin. – Sin poder resistirlo sonreí. – Quizás nos hizo falta un mejor trabajo en equipo pero lo logramos y nadie podrá cambiarlo.

– ¿Por qué siempre sabes que decir? – Murmuró para después reír, aquella tierna risa era contagiosa por lo que yo también empecé a reír. – Gracias. – Ambos nos mirábamos a los ojos sin abandonar esa sonrisa. 

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– ¿En qué tanto piensas Ban? – Cuestionó el rubio de baja estatura.

– Solo pensaba en esos dos, capitán. – Respondió con seriedad mirando a la arena en la que se encontraba su hermana. 

– ¿No serán esos celos de hermano mayor? – Bromeó Meliodas.

– Ca-pi-tán~, si yo fuera un celoso el enano nunca se le habría acercado a __________. – Bromeó a lo que su mejor amigo rió.

– Eso no dijiste cuando llegamos a Liones. – Se burló el Dragón.

– Si como diga. – Para Ban eso ya no tenía importancia, si bien le molestaba un poco la idea de que su compañero tuviera algo con su hermana, él ya se había dado el tiempo para pensarlo, meditarlo y aceptar que King había enamorado a su hermana y le causaba felicidad la alegría que _________ demostraba cuando se trataba de Pereza. – Solamente me da tanta felicidad ver lo mucho que ha cambiado la mocosa, paso de ser una niña que solo pensaba en el amor fraternal a una mujer que sin siquiera anhelarlo o buscarlo ha encontrado a su persona especial. – Inevitablemente sonrió. – Ha crecido tanto...