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𝓣𝓱𝓮 𝓕𝓪𝓲𝓻𝔂 𝓚𝓲𝓷𝓰'𝓼 𝓜𝓲𝓼𝓽𝓻𝓮𝓼𝓼

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Dos miembros de la orden de los Siete Pecados Capitales se encontraban en la Britannia de hace tres mil años, encontrándose con un Meliodas, desertor de su clan y una Elizabeth, miembro del clan de las diosas.

Pero eso no era todo, después de la batalla que tuvieron contra uno de los Mandamientos, conocieron a un grupo de humanos, vaya sorpresa que se llevó el actual rey de las hadas al notar el parentesco de uno de ellos con el Zorro de la Avaricia, Ban. Eso ya tenía que ser una especie de broma pues ni siquiera en el pasado podía huir del bandido. Aunque claro, King sabía que eso no era una broma, era la realidad.

Ambos realmente estaban asombrados de aquella situación y era inevitable preguntarse si se encontrarían a otra persona que compartiera rasgos con el resto de sus amigos y conocidos. Si eso pasaba, no sabían cómo reaccionaría.

– Así que este es el Bosque del Rey Hada. – Comentó Rou asombrado, él es el humano que en un principio King había confundido con su cuñado.

Diane caminaba detrás del demonio, la diosa y el grupo de humanos que se le habían unido tras la batalla que habían enfrentado, siendo seguida muy de cerca por el hada. Ambos admiraban el bosque, para Diane ese bosque lucía completamente distinto y no se parecía en nada al bosque en el que había estado viviendo durante estos últimos meses.

– Mi nivel de magia no es nada comparado con esto. – Dijo el pelirrojo para sí. – Ahí va mi orgullo de rey. – Suspiró.

– ¿Qué es eso? – Cuestionó la castaña viendo como de entre la copa de los árboles sobresalía una estructura de color blanco.

– De verdad que ustedes dos están actuando muy raro. Esa es nuestra base. – Confirmó el rubio viéndolos con el ceño fruncido.

– Cierto, lo lamentamos. Ha sido un día... bastante extraño para nosotros. – Se disculpó "Gloxinia". – Mejor apresuremonos.

– A ti sólo te importa llegar por una razón. Goloso. – Se burló el rubio, confundiendo al pelirrojo, pero hizo lo mejor para no demostrar tal sentimiento.

– Dejalo en paz, Meliodas. – Intervinó la peli gris mientras tocaba el hombro del demonio y después le sonrió. – Pero Gloxinia tiene razón, debemos apresurarnos.

Y sin más siguieron su camino. De forma intencional, King y Diane se quedaron un poco más atrás, para poder hablar entre ellos.

– King, ¿crees que esa última batalla fue nuestra prueba? – Cuestionó la de piel azul. – Si así fue, entonces la pasamos con honores, ¿no?

– Si esa hubiese sido nuestra prueba, ya habríamos regresado a nuestros cuerpos. – Respondió. "– Me preguntó sí ___________ ya habrá despertado..." – Pensó, estaba verdaderamente preocupado por el estado de su amada, sabía que el veneno que le habían administrado no sería mortal para ella, pero ignoraba el tiempo que la mantendría en ese coma.

– Entonces, ¿cuál crees que sea la prueba? – Volvió a preguntar, sacando de sus pensamientos al Oso de la Pereza.

– La verdad no tengo idea. Pero espero que sea pronto, debo salvar a ___________. – Diane sonrió ante el comentario de su amigo. – De todos los escenarios que imagine de cómo sería nuestro reencuentro... – Soltó otro suspiró. "– ¿Por qué se dio así?"

𝑴𝒆𝒎𝒐𝒓𝒊𝒆𝒔 [𝑲𝒊𝒏𝒈 𝒙 𝑹𝒆𝒂𝒅𝒆𝒓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora