XVII

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𝓣𝓱𝓮 𝓹𝓻𝓸𝓶𝓲𝓼𝓮 𝓸𝓯 𝓪 𝓼𝓲𝓼𝓽𝓮𝓻

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– M-mal interpretas las cosas.

– ¿Y por qué te pones nerviosa? – Nuevamente el rubor apareció en mis mejillas.

– ¿Y por qué hablaste de él como si no lo conocieras? – Intenté cambiar el tema pero sabía muy bien que no funcionaria.

– Porque soy un padre celoso, mi trabajo es hacerme el idiota cuando se trata de chicos. – Me respondió con burla y seguido clavó su mirada en mis ojos. – No puedes engañarme, tu mirada brilla cuando está cerca o piensas en él. – Nuevamente mis mejillas comenzaron a arder. – Tus mejillas se tornan rojas cuando esta en tus pensamientos.

– ¿O no será el simple hecho de que me avergüenza que confundan la situación?

– No, cuando Kilia te habló de Ban no te sonrojaste.

– Porque estaba en medio de una discusión. Además sabía muy bien que ella se refería a él cómo un compañero.

– ¿Y no crees que yo también podría estar hablando de lo mismo? – Le di una mirada de molestia, si él fue quien me dijo que parecíamos pareja. – Está bien, yo inferí antes de tiempo. Pero tienes que admitir que su relación no es de amigos.

– Papá, solamente lo ayudó para enamorar a Diane. – Dije con tranquilidad pero algo dentro de mí me inquietaba y no sabía por qué. – Es normal que pasemos tanto tiempo juntos.

– ¿Estas segura? – No lo miré. – _______, podrás esconder muchas cosas pero esconder el que estés enamorada no es tu fuerte.

– ¡No puedo estar enamorada de King! Digo, si es atractivo y su personalidad lo es aún más pero él nunca se fijaría en mí. – Al decir eso sentí como si en mi garganta comenzará a formarse un nudo en mi garganta y mi corazón se aceleraba. – Él... esta enamorado de alguien más. – Me quedé callada, no había razón para sentirme triste o decaída con sólo decir esas palabras. – Simplemente es tonto enamorarme de King.

– No es tonto. – Aseguró mi padre. A lo lejos apareció la escena de mi yo de trece años entrenando con la orden de los Caballeros Sagrados, fue el día que dejé en ridículo a tres viejos tras quitarles sus cinturones y dejarlos en calzoncillos. – Nadie escoge de quien enamorarse.

– Pero no tengo razones para estarlo... – Murmure, me negaba rotundamente a creer aquello. – Yo... – Me quedé callada, recordando cada momento que pasé al lado de esa hada con apariencia de niño. Y cada vez comenzaba a comprender porqué era muy fácil que se malinterpretaran nuestras acciones.

– Quizás aún no te das cuenta, por eso lo niegas. – Su mano se posó en mi hombro. – Pero a tu padre no le puedes ocultar nada. Más allá de basarme en el tiempo que invierten estando juntos me doy cuanta de tu actitud. – Giré un poco para mirarlo confundida. – Creeme no fue nada sencillo, entender a las mujeres es un gran enigma. – Solté una sonora carcajada.

– ¿Entonces así es como se prepara un pastel de manzana? – Preguntó una niña de quince años, bueno, no tan niña. Su cabello era más largo, llegando a su espalda alta, tenía un vestido negro de manga corta que llegaba hasta la rodilla y unas medias blancas cubrían sus piernas. Su cuerpo comenzaba a desarrollarse, tenía algo de busto, sus cintura era acentuada por aquel vestido y en consecuencia su cadera se veía bastante ancha. Y era bastante alta para su edad. – No puedo esperar a por fin poder preparar algo.

𝑴𝒆𝒎𝒐𝒓𝒊𝒆𝒔 [𝑲𝒊𝒏𝒈 𝒙 𝑹𝒆𝒂𝒅𝒆𝒓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora