𝑴𝒆𝒎𝒐𝒓𝒊𝒆𝒔 [𝑲𝒊𝒏𝒈 𝒙 𝑹𝒆𝒂𝒅𝒆𝒓]

XXV

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𝓣𝓱𝓮𝓻𝓮 𝓲𝓼 𝓷𝓸 𝓻𝓮𝓪𝓼𝓸𝓷

𝓽𝓸 𝓱𝓲𝓭𝓮 𝓽𝓱𝓮 𝓽𝓻𝓾𝓽𝓱

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Hacía crecer raíces para brincar sobre estas y agilizar mi recorrido. En la lejanía podía ver como los golpes de Gil y Meliodas creaban estragos en aquel sector.

La nube de polvo no se hizo esperar y por unos minutos todo se calmó. Quería llegar lo más rápido posible y salvar a mi pequeño.

– Ya estoy cerca Gil. – Me dije para dar un último brinco y caer sobre una torre. Fue ahí cuando los vi. Meliodas intentaba cubrirse de los rápidos ataques de mi Pequeño Trueno pero de la nada Hendrickson apareció para intentar herir a mi amigo con unas llamas oscuras.

Escuchaba como aquel druida felicitaba a Meliodas por su agilidad. Giré un poco mi mirada para toparme con una persona que era cubierta por una capa y a un hombre de armadura dorada en el piso derrotado.

– C-capitán... I-intente regalarte u-un poco más de ti-tiempo... – A pesar de estar débil su voz fue audible. – Me disculpo... – Sin pensarlo dos veces, di un salto para así poder ayudar a Meliodas en esta situación.

– ¡Muy buen trabajo, Arturo! – Gritó el rubio viendo al contrario.

– A ver si puedes con esto. – Hendrickson apareció de la nada y con ayuda de mi Enredadera lo envolví inmovilizadolo a la par que caía limpiamente en el suelo, ocasionando que el piso debajo mio se quebrara. – ¿Cómo rayos...? – Con ayuda de Gilthunder se liberó pero gracias a eso Meliodas se alejó para posicionarse a mi lado. – ¿Cómo es que sigues con vida?

– Para mí también es un placer volvernos a ver, Hendrickson. – Exclamé desfundando mi espada y apuntando al frente con ella. – Supongo que seré yo quien releve a ese tal Arturo. – Dije para Meliodas quién me miraba con felicidad y a la vez con seriedad.

– No tuviste que venir, te hubieras quedado con los demás. – Añadió mientras se ponía en pose defensiva al igual que yo.

– Tú mejor que nadie sabe el motivo por el que vine. – Dije sin despegar mi mirada de los varones frente a nosotros. – Además un poco de ayuda no te vendría a mal. – De repente un frío comenzó a rodearnos. – ¡Escudo de fuego! – Exclamé mientras éramos rodeados por una esfera de fuego.

Este poder no nos haría daño pero si nos mantendría calientes. Sonreí, después de mucho tiempo los hechizos que aprendí de Lady Merlín los pondría en practica.

Después hice que la esfera se expandiera un poco para después ir directo a la persona que quería congelarnos. Hendrickson apareció tras nuestra pero lo frené con mi espada, mientras, Meliodas corrió para enfrentarse a Gilthunder.

– No se cómo es que te mantienes con vida pero me encargaré de que deseas estar muerta. – Habló el druida activando aquellas llamas oscuras.

– No me hagas reír, Hendrickson. – El mencionado ejerció mayor fuerza en su espada por lo que di un brinco para alejarme, en le proceso choque mi espalda con la de Meliodas, quien estaba por contraatacar un ataque de mi hermano menor. – Si no pudiste conmigo hace once años, ¿qué te hace pensar que podrás hacerlo ahora? – Me percate como el ataque de Gil había cambiado de dirección y todo gracias a esa hechicera Vivian. – ¡Meliodas! – Grité a la vez que lo empujaba recibiendo yo la carga eléctrica.