XXIII

628 37 81
                                    

┎┈┈┈┈┈┈┈୨♡୧┈┈┈┈┈┈┈┒

𝓟𝓻𝓸𝓽𝓮𝓬𝓽 𝔀𝓲𝓽𝓱 𝓱𝓮𝓻 𝓵𝓲𝓯𝓮

𝔀𝓱𝓪𝓽 𝓼𝓱𝓮 𝓵𝓸𝓿𝓮𝓼

┖┈┈┈┈┈┈┈୨♡୧┈┈┈┈┈┈┈┚

Todos estaban callados ante mi declaración. La mirada de las tres personas tras de mi estaban puesta en mi figura, cosa que incomodaba. Miré tras del de armadura roja y dorada, encontrandome con la triste mirada de Gil, como quisiera correr a sus brazos para decirle que todo estaría bien y que no se preocupara pero por el momento debía mantenerme a raya.

– ¿Cómo es que estas viva? ¡Esa herida era completamente difícil de curar! – Esta vez fue el turno de Helbram para hablar. – ¡Moriste por mis manos! – Le dedique una sonrisa ladina al sujeto frente a mi. 

– ¿Herida? – Cuestioné con diversión. – Mi vientre no tiene ninguna cicatriz. – Levante un poco más el top negro dejando completamente mi abdomen a la vista. 

– E-es imposible...

– Pero algo es cierto, estuve tan cerca de ese estado; fue una sensación maravillosa. – Lo miré con seriedad sin abandonar mi característica sonrisa. – Supongo que el desafiar a la muerte hizo que algo podrido dentro de mi si muriera.

– Sir Dreyfus, permitame ser yo quien elimine finalmente a esta amenaza. – Comentó Dai viendome desafiante.

– Tú mejor no intervengas, idiota. – Le espeté mirándolo con seriedad. – Vete con tu protector. – Si las miradas mataran quizás yo ya estaría totalmente descuartizado por su mirada de odio que me daba. Había dado en el clavo.

– No debería preguntarlo porque desde el momento en que te fuiste me quedó claro, pero quiero oírlo de ti. – La mirada de Dreyfus se ensombreció pero eso ya no me intimidaba. – ¿En serio planeas traicionar a tu reino por esta criminal? – Señaló a la débil gigante. 

– ¿Y tú en verdad piensas que voy a defender a un pueblo que dejó de confiar en mi? ¿En realidad crees que prestaré mi fuerza a una orden que me dio la espalda y me humilló? – Cuestioné mirándolo de la misma forma.

– Así que haces todo esto por venganza. – Afirmó con burla.

– Te equivocas, hago esto porque es lo correcto. – Ahora fue mi turno de sonreír. – Planeó regresar a la orden a sus tiempos de gloria, donde la justicia y el trabajo en equipo era lo que más importaba. Donde el pueblo en verdad importaba y no permitiré que la oscuridad vuelva invadir a sus defensores y a este reino.

– ¡No vengas a hablarnos de "trabajo en equipo"! – Volvió a interrumpir el de armadura morada.

– Supera el pasado, niño. – Rodé los ojos ante su insistente odio hacia mí. Él estuvo a punto de atacar de no haber sido por Dreyfus que lo detuvo. Sonreí con algo de cinismo ante su reacción.

Después, todo se sumió a un gran silencio, como si estuviéramos esperando a que alguien agregara algo más a esta discusión.

– Tres Caballeros Sacros Platino. – Susurró Guila para nosotros tres. – ¿Cuales son nuestras posibilidades de triunfar en esta pelea? Díganmelo.

– Y no sólo eso, nos enfrentamos a un Gran Maestro, un cardenal, un Caballero Sacro nivel diamante y uno platino. – Explicó Howzer. – Aún con ________ de nuestro lado...

– Nuestras posibilidades de ganar es demasiado pequeña, por no decir nula. – Añadió Kenzo.

– Chicos, – Los interrumpí. – no importa que tan difícil sea la situación o que tan poderoso sea tu oponente, nunca, pero nunca duden de sus capacidades. – Lo miré con una pequeña sonrisa aunque Guila no pudiera verme. – Sobre todo tú, Guila, a pesar de tu condición has demostrado tener la suficiente habilidad para desarrollarte en este ámbito. – Regresé mi vista al frente encontrándome con el fruncido ceño de mi tío. – Sigan mis órdenes y no sé preocupen. – En ese instante Dreyfus se había lanzado para atacarnos lo frené con mi espada, no sólo era una guerra por ver quien era más fuerte sino que también era un duelo de miradas. – ¡Ataquen y no se limiten!

𝑴𝒆𝒎𝒐𝒓𝒊𝒆𝒔 [𝑲𝒊𝒏𝒈 𝒙 𝑹𝒆𝒂𝒅𝒆𝒓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora