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Louis había nacido siendo amado y obedecido por todos. Con todo un reino en sus manos, con todo lo que un humano podría haber deseado jamás.

Pero si había algo que era un problema, es que no sentía la más mínima atracción ni por betas, omegas o alfas.

Hasta que hace unos años un fuego se encendió dentro de él, un cuaderno de pinturas que alguien tiró de una ventana cuando el iba caminando por la calle encubierto.

Ese cuaderno lleno de pinturas completamente explicitas de omegas y alfas anudando en miles de posiciones llego a sus manos para meterse a su mente en las noches, días, durante sus duchas, en medio de reuniones, a veces en el desayuno.

Haciendo que quiera follar con cada persona que se le cruzará, haciéndolo y convirtiéndose en el príncipe de la lujuria, poco después convirtiéndose en el rey de la lujuria cuando sus padres le cedieron el trono para irse a vivir una vida tranquila en una casa alejada de todo.

Una vez que los dibujos ya se los sabía de memoria, claro está, hubiese sido más fácil buscar a el protagonista de tales obras y hacerlo con el, pero el quería más pinturas.

Pinturas de su mismo.

Así que aquí estaba.

–¿¡Que está haciendo que!?

–El omega parecía tranquilo, pero acuchilló a cuatro guardias y-

–¿Un solo puto omega a cuatro guardias?

–Si señor, está tratando de romper la celda con su propio cuerpo.

El alfa gruño muy furioso caminando a paso ansioso hacia los calabozos, los golpes se escuchaban claros desde las escaleras subterráneas.

–Abran la puerta.

–Es peligroso, señor.

–¡Abran!

El rey se puso de pie frente a esta, apenas se abrió y fue ferozmente embestido por el cuerpo de un Omega delgado. Hizo que todo su cuerpo chocara contra la pared, Louis instantáneamente tomó de los pelos llenos de rizos a el Omega arrastrándolo hacia adentro de la celda.

–¡Cierren!

Los soldados obedecieron a pesar de no estar muy seguros, el Omega apenas fue tirado contra el suelo, con la mano del alfa presionando su cabeza contra la Tierra de este, no pudo escapar.

Su nariz sangraba.

Sin embargo la de Louis también.

–¡Suelta, hijo de Puta!

–¿Te tranquilizaras o quieres morir?

El Omega forcejea pero Louis levanto la cabeza del muchacho y volvió a golpearla contra el suelo.

–¡Responde!

–¡Si, mierda, si!

Lo soltó y el Omega se sento completamente mareado con sangre en su cara y tierra en su mejilla.

–Acuchillaste a cuatro de mis guardias y golpeaste a tu rey, escoria. Debería matarte.

–Adelante, hazlo. La muerte nunca me asustó, menos tu título de mierda.

Una bofetada cayó sobre la mejilla de omega. Solo en ese momento en el que este volvió a levantar la mirada vio sus ojos verdes, grandes, sus labios carnosos, sus facciones delicadas y marcadas.

Un demonio vestido de ángel.

–Debes de ser una puta si acuchillas a alfas tan fácilmente.

–A tu padre no le parecí tan puta, ¿que dices?

Pincel rojo [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora