Apenas me levante a la mañana siguiente, me vestí y salí en busca de Harry, que no estaba en su habitación, no estaba por ningún lado.Iba a matarlo si estaba en la aldea.
Lo busque por todos lados hasta que escuche un tarareo desde la biblioteca.
Entré a esta, nunca la había tocado desde que me volví rey hace seis años, a los veinte luego de mi coronación, nunca más.
Solo me daban malos recuerdos de las horas y horas de estudio pero el estaba disfrutando mucho revoloteando felizmente por el segundo piso.
–¡Sangre sucia!
El Omega, como solía hacer, me ignoro completamente apropocito asi que me vi obligado a subir rápidamente las escaleras.
–¿Te crees muy listo?
–¿Que hice ahora?
Pregunta sin levantar su vista de su libro y yo se lo quito de las manos.
–Deja de hacerte el desentendido, eso no funcionará esta vez.
–¿Vas a golpearme ahora? Que predecible.
–¡No voy a-
Gruño dejando el libro tirado en la repisa, me acerqué a él acorralándolo contra la barandilla.
–Ayer, omega oportunista me llamaste por mi nombre en medio de un momento sensible para mi.
El levantó una ceja con una confusión notable, era genuina, pero a estas alturas no me sorprendería que estuviera timando.
–Sin ofender, pero no tengo ningunas ganas de ser tú omega.
–¿Te piensas que yo si quiero? Dijiste mi nombre Justo la noche en la que yo te dije que significaba eso.
–Solo olvídalo, seguro lo dije inconscientemente.
Volvío a tomar el libro que estaba leyendo y siguió su caminata.
Había quedado en ridiculo otra vez.
–En todo caso ¿Por que no querrías tu ser omega de un rey?
El me mira expectante, lucia como alguien que no tenía nada de paciencia a estas alturas.
–¿Si sabes lo que es el romanticismo?
–Pero soy un rey, tú deberías suplicar ser mi omega.
–No suplicare nunca por nadie, y estaré más que dispuesto a ser omega de alguien que me respete y me ame.
Yo bufé.
–Como se nota que eres Virgen.
–No tengo apuro, no soy yo el que le tiene que dar un heredero al reino.
En ese momento me di cuenta de que estaba persiguiéndolo por toda la biblioteca.
Hoy el se encontraba tranquilo a diferencia de los demás días.
Ya sabía por que, estaba cercano a su celó.
Aunque no me dejaba olerlo algo me decía que estaba cercano a su celó.
–Puedo crear un heredero el día de mañana si así lo quiero.
–¿Entonces porque no lo haces?
Se detuvo en medio de dos repisas llenas de libros. Mirándome esperando una respuesta, mostrando algo de intriga en algo por primera vez desde que lo conocí.
Hace unos meses.
–Yo... nunca ame a nadie tampoco.
El sonríe maliciosamente.
–Como se nota que eres Virgen.
Me burla y yo me sonrojo.
–Tu más que nadie sabes que no soy nada Virgen.
Le digo acercándome un poco más a su cuerpo, si expresión burlona se convirtió en una de asco casi al instante.
–¿Estas coqueteándome?
–¿Que?
Me alejo instantáneamente cuando el comienza a toser exageradamente.
–Que asco, Su majestad. Manténgase alejado de mi.
–¿Yo coqueteando contigo? Solo mirate, ¿me crees capaz?
El se aleja aún más y yo lo sigo por inercia.
–Entonces vete.
–Eso hago.
Camino rápidamente a las escaleras, sintiéndome algo asqueado por lo que acababa de pasar.
¿Yo coquetear con Harry?
Por Dios, claro que no.
🌙
Había hecho otro corto viaje para arreglar unos rápidos asuntos con el duque de Liverpool. No se esperaba que al regresar Harry haya hecho un nuevo amigo, un amigo que particularmente no le agradaba ni un poco.
Un tal Nicholas, un plebeyo que ahora mismo estaba en la puerta de mi castillo.
–¿Se puede saber que quieres?
–Vine... a buscar a Harry.
Lo mire de pies a cabeza. Tenía ojos azules y cabellera labia color chocolate, iba vestido humildemente.
Era literalmente la versión pobre de mi.
–¿Usted es el padre?
Mi mirada ensombreció.
¿Me veía tan viejo?
–¿Acaso no sabes quien es tu rey?
El muchacho se asusta nosotros mente y hace una reverencia profunda, demasiado profunda.
–Su majestad, lo-lo lamentó muchísimo, nunca quise faltarle el respeto.
Sonreí.
Escuche los pasos te Harry por detrás y quise jugar un poco.
–te perdonaré solo si me das las flores que tienes en la mano.
El muchacho me las entregó enseguida y escuché la furia de Harry en mi oreja.
–¿Tienes que ser tan descortés?
–Te traje flores.
Le dije gracioso y el me las arrebató para tirarlas al suelo.
–Termina ya mismo con lo que creas qué haces.
Me susurra para que el muchacho no escuche.
–Disfruta con mi yo en version plebeyo.
El iba a decir algo más pero se quedó callado con las mejillas sonrojadas. Simplemente salió caminando y el muchacho lo siguió por detrás. No deje de verlos hasta que desaparecieron por las gigantescas puertas del jardín.
El muchacho tenía un tatuaje de un círculo negro en la nuca.
No sabía bien que significaba, pero habían algunos problemas con ellos.
¿Que se suponía que hiciera?
Mire las flores en el suelo, mire el jardín otra vez, mire las flores vivas, alegres, volví a mirar las flores en el piso. Decidí subir tranquilamente a mi habitación, habían las pocas pinturas que había pintado de mi, eran muy buenas, la forma en la que la anatomía era dibujada, esas pinturas eran parte de mi calentura permanente.
Había algo que me llamaba la atención, dibujaba a las duquesas casi siempre de espaldas al retrato, sin embargo mi mirada era fílmenle dibujada en casa una de ellas.
Era un patrón en su libro.
–¡Sebastián!
Los pasos rápidos no tardaron en entrar por la puerta.
–¿Si, su majestad?
–Prepara el carruaje, Sebastian.
El sirviente asiente.
–Rápido.
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Pincel rojo [L.S]
FanfictionEl Rey Tomlinson nunca se imaginó cuán caro iba a ser el precio de su placer, cuando las pinturas de un pintor anonimo lo convirtieron en el rey de la lujuria. -Pintarás para mi. Tampoco sabía que esa acción dejaría entrar a su vida a la persona más...