–¿Aún no se muere?
Golpee mi vaso contra la mesa Completamente indignado con la noticia.
–No, señor.
–Es el único omega en los calabozos. Debería haber sido violado, golpeado. No come hace una semana.
Era imposible.
–El pintor le cuenta historias a los presos, historias sobre gloria y amor, ellos lo adoran tanto que hasta le dan su comida.
Ese sangre sucia era inteligente.
–¿Quiere que lo sacrifiquemos, majestad?
–No, métanlo en el pozo ciego.
Mis sirvientes se miraron entre sí.
–Señor, eso es inhumano para un pobre omega que no cometió un crimen así de atroz.
–¿Quiere ir usted con el?
Pregunté seriamente, quizá estaba enloqueciendo por completo.
Quizá no dormía por las noches deseando que corra sangre y que sea la de ese omega que me faltó el respeto de miles de maneras en las que nadie se atrevería.
–No señor.
–Nadie Que entré ahí sale con vida. Le doy una semana ahí dentro al pequeño Omega, si no muere considérese la dama de compañía del mismo, tendrá su habitación propia aquí.
La beta carraspea.
–Si señor.
Se va de la habitación a paso rápido.
No pasará la semana.
🌙
Seis de mis hombres habían muerto enfrentando a cada uno de los presos que habían en el calabozo.
Cada uno de ellos defendiendo a la muerte a ese omega que no tenía ni un pelo de estupido. El que freno toda esa guerra yéndose voluntariamente al pozo ciego sin tener la más mínima idea a lo que se enfrentaba.
El pozo ciego consistía en una perforación profunda en el suelo, al menos cinco metros, donde una vez que se cerraba la puerta no había más que obscuridad y silencio. Cada persona que había muerto ahí, ahí quedaba, su esqueleto y en caso de ser más reciente su cuerpo en descomposición.
No iba a confesar que me inquietaba por las noches que los días pasarán tan lento para ver si el Omega moría o no.
No parecía ser el único ansioso, todo el castillo se encontraba en un silencio punzante.
–¿Ya es hora de la cena?
Pregunté totalmente apagado entrando como un remolino a la cocina.
No era yo.
–Si, su majestad.
Eso significaba que mañana por la mañana sacaríamos al cuerpo del omega del pozo, seguramente ya sin vida.
No pude comer esa noche.
🌙
A la mañana siguiente me inquieto completamente ver a tres de mis sirvientas preparando una habitación a unas cuantas puertas de la mía.
–¿Esperamos a alguien?
Las tres se asustaron.
–Es para el-el omega, su majestad.
Me quedé en blanco.
–¿Esta vivo?
–No lo sabemos.
–¿Estonces por que preparan la habitación?
Las tres se quedaron en silencio.
¿Tanta fe le tenían?
–Señor, lo escoltaremos al pozo ciego.
Como un tic nervioso clave mis uñas en las palmas de mis manos.
–Vaya preparando el saco, para el muerto.
Dije con una sonrisa intranquila, el hombre trago duro pero asintió.
Sería el único cuerpo que sacaríamos del pozo. Debía tener un entuerto por tanto alboroto.
Bajamos las escaleras, apenas tocamos los calabozos una ola de gritos de alfas furiosos se escucharon. Todos aclamando en miles de formas las maneras en las que me acesinarian.
No solía pasar, la furia era nueva.
Era por ese maldito Omega.
No me creía ni por un segundo que les haya contado historias para que lo quieran. Estaba más que seguro de que se había dejado anudar por todos ellos.
No había otra manera.
Bajamos aún más, llegando a la entrada de la habitación en la que se encontraba el pozo ciego.
La transpiración bajaba por mi cuerpo aunque supiera con seguridad que estaba muerto. No había manera de que el estuviera vivo aun.
–Sáquenlo, anda.
Ellos de movieron, abriendo la puerta que bajaba hasta el fondo. Se miraron antes de tirar la cuerda para bajar, bajaron ambos lentamente y con muchísimo temor, el temor que no siquiera el Omega había tenido al bajar.
Los esperé respirando lentamente, escuchando como se las arreglaban entre los dos para meter el cuerpo a la tela y subirlo entre ambos.
¿Porque mierda tardaban tanto?
Lo bueno es que si el Omega no había causado un alboroto significaba que el Omega están muerto.
Muerto.
Mi pecho se hundió por un momento, olvidé lo que acababa de pasarle a mi cuerpo con la boca seca.
Jamás me inmuté ante la muerte de nadie.
Espere paciente hasta que estuvieron completamente arriba.
–Bueno, ¿la tumba estaba lista?
Dije con la voz débil.
No iba a mirar el cuerpo pero vi como destapaban al omega.
–¿Que...
Abri los ojos de par en par cuando lo vi sonreír muy débilmente con los ojos entrecerrados desde el suelo.
–El omega esta vivo, su majestad.
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Pincel rojo [L.S]
FanfictionEl Rey Tomlinson nunca se imaginó cuán caro iba a ser el precio de su placer, cuando las pinturas de un pintor anonimo lo convirtieron en el rey de la lujuria. -Pintarás para mi. Tampoco sabía que esa acción dejaría entrar a su vida a la persona más...