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Louis no apareció en toda la mañana, dejó a sus sirvientes encargándose de mover mis pocas cosas a la casa que ahora podría llamar "mia" aunque la palabra no le quedará ni siquiera un poco.

Por mi parte, no me sentí mejor una vez estuve sentado en la casa amueblada, con dinero escondido en los cajones, en dinero que quería devolver pero me lo prohibieron.

No sabia bien que hacer ahora, así que como primera acción fui directo a la florería de la señora "Kalena"

Que ahora era la única que podía sacarme un poco de mi cabeza.

Apenas llegue ella ya sabja que algo andaba mal conmigo.

–Déjame ver si entendí, ¿estas triste porque te regalo una casa?

–Sabía que tarde o temprano el iba a querer que me vaya, de seguro consiguió omega a escondidas.

Ella me miró con el ceño fruncido.

–Harry, tienes donde vivir, tendrás una escuela en la que dar clases, tienes todo lo que siempre quisiste, hasta te liberaste del Rey.

Asentí pasándome las manos por la cara.

–Tienes razón, tienes razón.

Debía dejar de buscarle drama a mi vida, termine de tomarme el té y me fui caminando a mi casa, era raro pensar que ahora tenía a donde caminar. Pero no quería estar en ella así que mejor fui a ayudar con la construcción de la escuela, hasta que me topé con quien entré nado alboroto había olvidado.

–¡Harry!

Me di vuelta para ver a Leon or riendo hacía mi.

–Hola, Leon.

–Fui a buscarte al castillo pero no había nadie ahí.

¿No había nadie?

–En fin, solo quería saber si te gustaría salir algún día.

–Que amable, pero de esto es de lo que quería hablarte. Yo no estoy buscando alfa, estoy tranquilo como estoy.

–Oh.

El baja la mirada mirando sus manos por un momento.

–Bueno, me gustaría acompañarte en lo que sea entonces.

Sonreí rendido.

–Bueno, ven. Me ayudarás con la nueva escuela.

🌙

El alfa adolecente no se fue de la escuela hasta y que no me retire, me acomoaño todo el camino a mi casa y aún así insistió en pasar a tomar el té, yo me sentía muy cansado pero descubrí que era muy persistente, así que lo dejé pasar.

–Tu siéntate, yo prepararé todo.

Ni siquiera me lo tuvo que pedir dos veces, yo estaba algo acalorado de todas formas.

Necesitaba darme un baño.

Toque la cadenita que colgaba de mi cuello, me invadió una tristeza acompañada de vacío, Justo instalada en mi pecho haciendo que respire más lento.

–¿Sabes algo sobre el paradero del rey?

Le pregunté a Leon, todo el pueblo lo conocía y se enteraba de cosas que ni el propio dios sabía, por alguna razón.

–Ayer vieron entrar a unos cuantos carruajes, dicen que el lo mismo que hacen cada cinco años.

–¿Que cosa?

–¿No lo sabes? Que raro.

Lo mire casi desesperado.

–¿Que hacen?

Pincel rojo [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora