12

318 37 0
                                    


Louis estuvo persiguiéndome toda la mañana desde que sin querer ambos dormimos en el suelo del pasillo, me desperté con todo su cuerpo cubriendo el mío y fue lo más cerca que un alfa estuvo de mi en toda mi vida.

Ahora estaba persiguiéndome por el castillo.

–Yo te cuento y tu me cuentas.

–Louis, si tu no me lo cuentas yo mismo me enterare. Eres el maldito rey, no pasas desapercibido.

El niega disgustado.

–Volviste a llamarme por mi nombre.

Me quedé quieto.

–Nadie está escuchando.

–Solo ten cuidado, no quiero que nadie piense cosas que no son.

Me di vuelta y el iba tan desconcentrado que chocó conmigo y retrocedió.

–Está bien, te contaré y luego dejas de molestar.

El asiente ansioso.

–Encontré a mi padre biológico borracho en la fiesta de navidad que organizó el pueblo. El me confesó que madre estaba muerta porque pensó que yo eta una prostituta.

Negué avergonzado.

–¿No te reconoció?

–El no sabe quien soy, yo si se quien es. Lo busque cuando tenía quince años, me escape del orfanato por unos días y cuando lo busque solo me dijo que me largara.

–¿No pensaste que quizá tú madre ya estaba muerta para ese entonces?

Me encojo de hombros tragándome mi nudo en la garganta.

–No lo se, me dijo que si me había dejado en ese orfanato fue por algo. Yo creo que le mintió a mi madre cuando nací, haciéndole creer que estaba muerto. Quizá ella si me amo.

–Estoy seguro de que si.

Lo mire en medio del pasillo, decidí cambur de tema.

–¿Y a tu que te paso?

–Enfrente a mi padre y enloquecímos un poco. No hubo golpes pero el si quería golpearme, y me asuste y le dije que me respetará porque...
Si no me respetaba como hijo que me respetara como rey.

Sonreí.

–Si aprendiste un poco sobre mi, eh?

El bufo cansado.

–Solo espero que no vuelva, se enfado porque defendí a los plebeyos. El los odia o algo así.

–¿Algo así? Los odia y hasta ayer juraba que tú también.

El se rasca la nuca, noto que se había quitado su gigantesca túnica de rey con todas esas exentrividades molestas de ver. Estaba con una simple camisa blanca desacomodada, con los primeros dos botonea abiertos inconscientemente y unos pantalones negros.

Había notado que mientras estaba en el castillo estaba descalzo, yo no soportaba estar descalzo, necesitaba usar aunque sea pantuflas.

–¿Miras como estoy vestido?

Me pregunto dudoso.

–¿Que? No, solo que te vez menos intimidante de esta forma.

–¿Alguna vez te intimide?

Si, a veces.

–No te la Crees ni tu.

El bufo.

–Mi padre nunca me dejo estar informal, ni siquiera en el castillo. Decía que era cosa de sangre sucia.

–¿Tampoco te enseñó a cocinar? No sabes hacer nada.

Dije, el se me quedo mirando y luego bajo la mirada rebuscando en su mirada.

–Soy muy bueno en matemáticas.

Mierda.

Era un tema sensible para mi las matemáticas. Trate de cambiar de tema para seguir caminando pero se notaba que estaba sonrojado hasta el cuello.

–¿Tu eres bueno en matemáticas?

–No, fin de la conversacion.

–¿¡No!? Vaya, soy mejor que tú en eso, ¿que tal?

Rodé los ojos.

Que idiota.

–Si, Si, adios.

–¡Espera! Te enseñaré matemáticas si tú... me enseñas a cocinar.

Lo mire dudoso.

Pincel rojo [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora