Pincel rojo [L.S]

14

Llevaba dos días pintando un retrato de las flores de mi jardín...

Y lo llamo mi jardín porque si era mío, hasta había organizando un invernadero para plantar frutas.

La cuestión es que me sirvió mucho que Louis estuviera demasiado ocupado con la corte real y me necesitara fuera del plano mientras ellos estaban en el gran salón arreglando no se que cosas.

Aunque no iba a mentir, si me había sentir un poco desplazado.

Pero también podía entender el revuelo que se haría si un Omega plebeyo se paseara por el castillo como si fuera su casa.

Ya la sentía como mi casa.

–El único error que no debías cometer, Harry Edward...

Por mi parte había tenido tiempo de socializar con las sirvientas, me llevaba bien con todas aunque se reusaban a hablar conmigo de culquier chisme jugoso por si yo iba a contárselo a Louis.

También las entendía.

Desabroche algunos botones de mi camisa porque estaba muriendo de calor.

Había tenido que correr mi cabello de mi rostro con una especie de lazo color verde.

Bastante despeinado.

–Tal vez pueda usar un tono de rosado más claro.

Iba a volverme loco.

Estaba hablando solo.

Tenía calor.

¿Donde está Louis?

No lo había visto hoy.

–Mierda, que calor.

Siempre recordaba a Louis dándole clases de matemática. Sus fuertes brazos y lo intelectual que se volvía cuando explicaba.

Aún podía imaginar su voz...

–¿Que...

¿estaba lubricando?

¡Mierda, mi celó!

🌙

Solía recordar siempre mis celos, siempre estaba alerta en la habitación que me prestaba Liam. Pero estos últimos celos no recordaba nada, no sabía debido a que razon era.

Solo sabía para hoy su cumpleaños había sido el día de ayer y otro año más no pudo festejarlo por culpa de su celó.

Cuando salí de la habitación a la primera persona que me topé fue a Louis despeinado con las pupilas muy dilatadas.

No quería pensar que fue por mi olor, pero...

–¿Porque ocultas tu olor?

Me sonrojé.

–Bueno... creo que tienes suficiente oliendo el tuyo por todos lados. No debí marcar nada con el mío.

–No lo escondas, me gusta mucho.

Lo mire aún más sonrojado.

¡Le gusta nuestro olor!

Omega Idiota, ¿como es que había logrado estar activo ahora?

–Eso es inapropiado.

Dije a mi pesar.

–Lo lamentó. De todas formas, tus alumnos vinieron a buscarte por tu cumpleaños, del que yo no sabía.

–Oh, si. Fue ayer, iré a verlos.

Iba a caminar pero el me freno.

–Está noche cena conmigo, será tu cena de cumpleaños.