No pudo evitar sonreír al leer aquello.
¿Un auto?
Sin embargo le sorprendió que no viniese un dibujo, tal vez ya no le cupo al escribir.
Guardó la nota en su bolsillo y decidió ir a buscar a ese tal Kaeru.
Kohaku fue auien se dio a la tarea de buscarlo, sabiendo que estaba en la clase F.
—Yoon Kaeru. —murmuró el delegado de Senku. —¡Kaeru-san, te buscan!
Un chico de cabello verde oscuro y lentes se acercó a él.
—¿Necesitas algo?
—Busco a Vinci.
—Oh. Vinci ya no existe —dijo suspirando.
—Entonces quiero saber quien es.
—Esa información tampoco existe —una sonrisa se dibujó en su rostro molestando levemente a Senku.
—Bien ¿Qué quieres? —respondió. —Todos tienen un precio.
—En el club de ajedrez. —dijo él acomodando sus lentes para luego volver a su clase. Senku sonrió.
—¡¿Pero que no Yoon es el presidente del Club de Ajedrez!?—¿Te vas a enfrentar a él, Senku?
—Lo más probable.
—Pero seguro que para ti no será nada. —dijo Chrome confiado. —Y cuando ganes te dirá quien es Vinci.
Y la hora llegó, el caminó rumbo al club de ajedrez, al entrar se sorprendió al ver que había puros chicos.
—Ah, entonces son una bola de raritos. —dijo Kohaku al verlos.
—Así que viniste Ishigami.
—Sí, sí como sea —llevó una mano a su oreja. —Qué sea rápido y quiero que me lo digas todo.
—De acuerdo.
Ambos chicos se sentaron. Yoon se veía extremadamente confiado, tal vez verdaderamente podría ser un rival para Senku.
—Jaque. —dijo por décima vez el ojirojo mientras que el pobre chico aún no entendía que es lo que había sucedido.
—¡Haces trampa!
—No se puede hacer trampa en el ajedrez —respondió con simpleza.
—Ya acepta tu derrota —murmuró Chrome. Todos ya estaban hartos de la supuesta revancha.
—Bien, ¿qué quieres? —habló él.
—Saber quien es Vinci.
—Sólo era cuestión de morir quemado por los profesores.
—¿Qué quieres decir?
—Vinci. Trabajabamos con ella. Era una chica de Tercero y yo de primero. Se graduó el año pasado. Incluso ustedes deberían conocerla.
—¿Qué?
—Sí, sobre todo tú —señaló a Hohaku mientras acomodaba sus lentes. —Vinci era Ruri.
Chrome y Kohaku se desmayaron en aquel momento.
—¡Chicos, no se mueran! —gritó Taiju mientras sacudía a Chrome y Yuzuriha le echaba aire a Kohaku con una hoja.
—Aunque no pude aprender todo de ella como los artistas natos, supongo.
Senku se quedó pensando.
Pasaron unos minutos para que los chicos salieran de su shock.
—¿Entonces Ruri estuvo enamorada de ti todo este tiempo? —murmuró Kohaku aún sorprendida.
—Después de todo se casaron en el festival deportivo del año pasado —comentó Yuzuriha mientras le ofrecía una botella de agua al castaño.
—Pero él le pidió el divorcio a los cinco minutos.
El chico se mantenía sereno y entonces negó.
—No... no es ella. No tendría sentido, además Ruri no tiene hermanos.
—¿Cómo no? Tiene a la gorila de Kohaku —dijo el castaño y cayó al suelo por el golpe.
—Y Ruri no dibuja esos monos extraños —agregó Kohaku.
—Eso decimos pero... —murmuró Yuzuriha. —Tampoco sabíamos que era una falsificadora de firmas de profesores.
Ninguno lo pudo negar.
Y nuevamente, Senku sintió una derrota.