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Abrí poco a poco los ojos. La luz hacía que me doliera la cabeza y que sintiera punzadas. ¿Qué vergas...? Intenté moverme pero mi brazo me lo impedía. Bajé la mirada y vi que tenía cosas conectadas. ¿Donde estoy? Comencé a parpadear y mi vista empezó a mejorar.

Estaba en un puto hospital. Fruncí el ceño confundido.

¿Donde vergas estaban todos? ¿Cómo llegué aquí? Subí mi mano a mi cabeza. Auch. Tenía vendajes. ¿Qué putas? Mi garganta estaba seca. Lo último que recordaba era entrar al bar de Fred y tomar como un puto alcohólico. Oh fuck. Miré que una señora entraba, usaba una bata blanca. Era una doctora.

-Señor Clifford, me alegro que haya despertado -sonrió. Iba a hablar, pero ella me interrumpió-. Tuvo un accidente, nada muy grave, un desmayo y varias heridas de bajo grado.

- ¿Donde estan todos? -pregunté.

-Su novia está abajo, pero sus amigos le mandaron flores -no quitó su sonrisa y señaló el arreglo-. Estuvieron tres horas y tuvieron que excusarse.

- Si, si... Tienen una junta -lo recordé. Miré a un lado y noté varios regalos y globos... De fans.

Espera un segundo.... ¿Había dicho novia? ¿Tamara? ¿Qué puta novia? 

-La enfermera vendrá a checarlo en quince minutos, dejaré pasar a su visita -dijo la doctora y salió.

Me acerqué a las cartas y a los globos. El cuarto estaba lleno. Estiré mi brazo para alcanzar una y vi una foto mía del 2014.

"Mejórate, mi amor" decía en la portada. 

"No podría vivir sin ti" decía otra.

Entonces alcé la vista y vi que Tamara cayó al suelo. Torpe.

- Creo que te caíste -dije apenas y dejé la carta a un lado.

-Aún así estoy mejor que tú -dijo.

Llevaba la misma ropa que usaba cuando la vi con ropa por primera vez.

- No estoy de humor Clarke, ¿Qué haces aquí? -pregunté.

-Me encargué de que te llegara todo eso -admitió-. Por alguna razón sólo a mí me dejan pasar...

- Debieron dar la orden los chicos -confesé-. De todas maneras, eso no contesta mi pregunta.

Ella miró todo lo de las fans.

-Estaba preocupada -contestó-. Supongo que a pesar de que ya no soy tu puta me importas como la fan que soy.

- ¿Si no? -dije sarcástico y ella cruzó sus brazos. Rodé los ojos-. Escucha, no me siento bien ¿de acuerdo?

-Está bien -dijo y se sentó en el sillón.

¿Qué? ¿Se quedará aquí? Fruncí el ceño.

- ¿Eres masoquista o que demonios? -pregunté-. ¿Para qué te quedas?

-No te enojes, Michael -me susurró-. Quien debería de estar enojada soy yo no tú.

- Todos tienen sus razones Clarke -respondí y me dejé caer en la almohada-. Ugh, quiero comer.

-Tengo esto -me lanzó una barrita de esas suaves de fresa.

- Oh Dios, harinas -abrí el paquete y  metí la barrita a mi boca. Mmm.

Luces, cámara, acción » m.c.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora