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Comencé a buscar la dirección que traía en mi teléfono. Veía el nombre de las calles y a lo lejos pude notar como un tipo almacén. Afuera habían muchas chicas afuera. La mayoría parecían ser más fangirls que putas. Era entendible. Saqué de mi bolsa el papel que imprimí con mi número para poder entrar y crucé la calle. No era realmente una fila, todas estaban con todas. Sólo había un hombre gordo y alto en la puerta. Me metí entre la multitud y escuché que el gordo gritó.

- ¡110! ¡110! -repitió y tragué saliva. 15 más.

Guardé bien el papel por precaución. Tal vez alguien podría arrebatarlo y eso sería horrible.

Tenía que integrarme con alguien más. Comencé a mirar a las chicas. Todas eran hermosas y tenían un gran cuerpo, estaban perfectamente maquilladas.

Todas llevaban la bata y la mochila, justo como habían pedido. Me sentí tan pequeña e insignificante en comparación. Mordí mi la labio, estaba por integrarme a un grupo de chicas pero al acercarme me barrieron con la mirada de arriba hacia abajo. Genial.

Apreté los labios y me senté en una banca, la cual era ocupada por otra chica castaña de ojos verdes. Noté que ella me miró de reojo y le sonreí un poco. Era realmente bella, sus ojos podrían cautivar a cualquiera. Se miraba un poco nerviosa, ¿quién no?

-Soy Tamara -me presenté de repente.

Ella entreabrió un poco su boca.

- Ahh yo... Soy Maya -sonrió un poco.

-¿Nerviosa? -le pregunté. Ella hizo una media sonrisa.

- Un poco -confesó y asentí-. ¿Eres británica? -preguntó curiosa.

-Sí, tú eres de aquí, ¿no? -le pregunté.

- Y aquí moriré -comenzamos a reír-. No entiendo por qué todas las chicas se miran con odio unas contra otras.

-Lo sé -me encogí de hombros-. Digo, es 1/200 que nos elijan.

- Creo que es más difícil para ellos -admitió-. Igual, sí no gano, estoy bien porque me eligieron.

-Igual -confesé.

Aunque, honestamente, quería de verdad ganar. Sino todo esto hubiera sido una perdida de dinero. A menos de que le guste a alguno... Oh, despierta.

Suspiré.

-¿Qué te pondrás? -pregunté.

- Un babydoll rosa pastel -sonrío nerviosa-. Algo dulce, tiene listones y holanes y todo eso -confesó-. ¿Tu?

-Estoy dudando -admití.

- ¿En qué? -preguntó y me encogí de hombros.

Fruncí el ceño.

-Nada.

No conocía esta chica, quizá sí le decía, podría estropear algo. Aunque ella se miraba realmente tranquila. Cómo sí esto fuera algo irrelevante. Pero Michael podría sorprenderme. Tal vez le gustaba lo irrelevante. ¿Y sí en realidad ella fingía para buscar mis debilidades? Oh Tamara estás delirando.

Nombraron a la siguiente chica y se me puso la piel chinita. 

-Tengo que ir al baño -le dije.

- De acuerdo -me sonrió un poco y tomé mi maleta.

Estaba nerviosa por el simple hecho de perder mi turno. Mis piernas temblaban bastante y me sentía un poco débil. El baño estaba vacío y eso me sorprendió.

Estaba comenzando a hiperventilar. Moví mis manos sobre mi cara intentando darme aire y suspiré. Mierda, ¿y sí me preguntan que talentos tengo? ¿Contaba saber dar mamadas? Tal vez para Clifford sí. No bailo, no canto, no toco ningún instrumento, no tengo ninguna gracia.

Luces, cámara, acción » m.c.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora