Luces, cámara, acción » m.c.

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Ella se colgó de mi cuello y mordió su labio mientras la penetraba.

-Oh, Mike -gimió en un susurro.

- Shh... Podemos despertar a alguien -dije en su oído y comencé a moverme rápidamente.

Apretó los labios muy fuerte y mordí su mandíbula. Ugh, creo que iba a llegar. Frunció el ceño y comenzó a jadear en voz baja.

- Correte zorrita... -susurré.

Pasó sus brazos por mi cuello y puso sus uñas en mi piel, haciéndome gemir bajito. Oh Clarke, estaba tan mojada y caliente. Sentía como sus paredes me abrazaban y mis piernas temblaron un poco al sentir que me liberaba.

Ella se estremeció y se arqueó un poco dejándose venir. Estrelló su boca en la mía para ahogar su gemido. Sonreí y le di una embestida más. Aún no separábamos nuestras bocas cuando emitió otro gemido más después de un momento.

Ella mordió mi labio fuerte, pude sentir un sabor metálico entre nuestras bocas. Gimió y llegamos al orgasmo de nuevo. Hice movimientos más lentos dentro de ella.

- Voy a terminar loco contigo Clarke -susurré y salí de ella.

Ayudé a que se bajara y cuando tocó el suelo pasó sus brazos detrás de mi cuello y me besó en los labios.

- Mmm... ¿Crees que nos saquen? -pregunté.

-Eres Michael Clifford -acarició mi rostro.

- Lo soy -sonreí y besé sus labios.

...

-Mike, no sé si pueda hacerlo, ¿y si no le agrado? -preguntó nerviosa jugando con los dedos de mi mano mientras que caminábamos hacia la puerta.

- Ella ya te adora... -confesé y apreté fuerte su mano. Tomé la perilla de la puerta y la giré.

Tamara me miró y yo besé su cabeza tratando de tranquilizarla. Mi madre apareció poco después con una sonrisa en su rostro.

-¡Mikey! -rió ella.

- Hola mamá -la abracé fuerte-. Te extrañé.

-Yo a ti, bebé -me dijo ella y besó mi mejilla.

Suspiré y me hice a un lado.

- Mamá... Ella es Tamara -guiñé su mano a la de mi mamá.

Mi madre levantó la mirada y miró a mi novia. Sonrió un poco.

-Soy Tamara Clarke, mucho gusto -se presentó mi zorrita.

Mi mamá rió y la abrazó fuerte.

-Bienvenida, dulzura -la saludó.

- Le estaba contando de lo emocionada que te pusiste cuando te dije que la traería -confesé.

-Gracias -le dijo Tamara sonrojada.

Mi madre se alejó un poco aún abrazándola por los brazos.

-Eres muy bonita, ¿eres de inglaterra? -preguntó-. No me digas, obviamente ya lo sé -rió.

Tamara se volvió a sonrojar y rió.

- Mi madre adora a las inglesas -le guiñé el ojo.

-Gracias -le dijo.