Alcé el tenedor con el trozo de tortita de chocolate pinchado en sus largos
dientes. Cuando estuve a punto de llevármelo a la boca, ví como mi madre asomó su rostro por las cortinas de la ventana de la cocina.Su semblante se oscureció, a la misma vez que me echó un rápido vistazo y, con un leve inclinamiento de cabeza, tomé a mi hermana en brazos.
—Vamos a subir a la habitación de arriba —anuncié con tranquilidad.
—¿Vamos a jugar? —preguntó inocente mi hermana.
—Sí. —Le sonreí.
Me miró con temor, cuando de reojo vi que mi madre descolgaba de debajo de la encimera de la cocina una pistola. Hizo un leve gesto mirándome y me indicó que me diera prisa en marcharme, o eso quise entender.
Oí que un coche cerraba la puerta en la misma entrada de mi casa y, después,unos golpes resonaron en la madera como si del cartero se tratase. Giré mi rostro hacia esa dirección, a la vez que empujaba a mi hermana escaleras arriba.
—¡Rápido!
Noté mi pulso acelerarse, la respiración se elevó y unas ganas terribles de llorar resurgieron. Pequeñas gotas empezaron a caer por mi rostro, y mi madre,con la pistola en la mano, sin importarle que la viéramos apuntó en dirección a la puerta. Pasé mi dedo pulgar por las mejillas a mi hermana y ella me sonrió.
Mi madre tiró del martillo y me miró a los ojos desde su lugar.
—Te quiero, mi pequeño, sé fuerte, lucha, y no te rindas hasta que des el último aliento a la vida.
Mi llanto fue mayor, y mi hermana me siguió.
Corrí escaleras arriba y, cuando me faltaban cuatros escalones para llegar a la planta, giré mi rostro hacia atrás al escuchar un terrible golpe, forcejeos y disparos.
—Jungkook, ¡no te detengas!
Mi madre intentó subir otro escalón más, pero alguien la apresó desde atrás haciendo que cayera escaleras abajo.
—¡Mamá! —grité desgarrado.
—¡Corre! —ordenó desesperada.
Un hombre la abofeteó ante mis ojos y, segundos después, sacó un arma y apuntó en su cabeza.
Las rodillas me fallaron cuando encontré a mi hermana de pie, con su habitual peluche de elefante azul en la mano, llorando sin poder controlar ninguna de sus emociones. Su voz salía desgarrada, temblaba como una hoja, y el alma se me rompió en mil pedazos.
Decidí infundirme de valor, o por lo menos lo que podía. Me puse en pie y, al intentar bajar los escalones, un hombre alto y fornido se puso delante de mí. Me empujó con brusquedad y vi que otro más subía y se llevaba a mi hermana en brazos, mientras gritaba llamando a nuestra madre.
—¡No la toques!—le grité a voces.
El hombre que estaba frente a mi avanzó en mi dirección con una sonrisa que no supe descifrar, ya que solo podía verle la boca y los ojos. Me asusté y no pude evitar tropezar con el siguiente escalón, lo que hizo que cayera hacia atrás. Arrastré mi cuerpo por los pocos que me quedaban y, después, lo seguí haciendo incapaz de ponerme de pie. Mis uñas se clavaron en la madera blanca del suelo, arrancándose a trozos y consiguiendo que grandes heridas empezaran a crearse.
Él sonreía, yo no podía creer lo que mis ojos estaban viendo, pero más
impactado me quedé cuando aquel hombre que casi me alcanzaba, se quitó el pasamontañas negro que cubría su rostro.
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J E Z A B E L | JJK LIBRO #2 ✅
Fanfiction"Para los profetas que se venden a sí mismos, tengan cuidado de no ser engañados por... Jezabel" Segundo libro de la trilogía Blood Sweat and Tears