El anciano me estudia en silencio, buscando mi rostro y mi postura para detectar cualquier signo de vacilación en mi confianza.
Se frota su enorme, papada.
—¿Qué te hace pensar que hay una lista fantasmas? —pregunta.
Doy un suspiro de alivio parcial, pero todavía no estoy fuera de peligro.
—Siempre hay una lista fantasma —le digo, aunque no tengo ni idea de lo que estoy hablando—. Quiero al menos tres nombres que no estén en la lista que tenemos.
Sonrío, sintiendo que he recuperado el control de la situación.
Eso es hasta que él dice: —Dime tres nombres que estén en la lista que tienes en el registro y, a continuación me veré obligado.
He perdido oficialmente el control.
Trago con fuerza y me recompongo antes de ser atrapada.—¿Qué, creé que llevo su lista por aquí en mi bolso? —pregunto con sarcasmo, tratando de mantenerme en el juego. —No habrá ninguna negociación o compromiso, Sr. Choi. No está en situación de montar ningún acuerdo aquí.
—¿Así es? —pregunta, sonriendo.
Él está sobre mí. Puedo sentirlo. Pero va a asegurarse de que tiene razón antes de hacer su movimiento.
—Esto no es tema de debate. —Me levanto del sillón de cuero, metiendo mi bolso debajo de mi brazo, más frustrada que antes por renunciar a mi pistola.
Aprieto los dedos contra el escritorio de caoba, sosteniendo mi peso sobre ellos mientras me inclino ligeramente hacia él.
—Tres nombres —exijo—, o salgo de aquí y el hombre que vino conmigo entra para volarte el cerebro contra esa bonita pintura del niño Jesús detrás de ti.
Choi se ríe.
—Ese no es el niño Jesús.
Se pone de pie conmigo, alto y enorme e intimidante.
Mientras estoy escarbando en mi mente tratando de encontrar el motivo por el cual él sabe que estoy llena de mierda, va un paso por delante de mí y lo proclama como una patada en mis dientes.
—Es gracioso, señorita, que haya venido aquí preguntando por los nombres que no aparecen en una lista y que tú... —señala mi bolso—, no llevas el registro, porque entonces ¿Cómo sabes que los nombres que te dé no están ya en ella?
«Estoy tan acabada»
—Déjame que te diga lo que pienso —continúa—. Creo que estás aquí sola, que volviste por alguna venganza contra mi hermano. —Él sacude su dedo índice—. Porque recuerdo cada pequeña cosa de mierda de esa noche. Cada cosa de mierda. Especialmente esa mirada en tu cara cuando te diste cuenta que Jung estaba allí para negociar y que eras parte de la entretención esa noche. Ese, era el aspecto de alguien cegado, que no tenía ni idea de por qué estaba allí. Era la mirada de alguien que no estaba
familiarizado con el juego.Él sabe quién soy. Lo supo todo este tiempo.
Trata de sonreír suavemente hacia mí como si quisiera mostrar algún tipo de
compasión por mi situación, pero queda tan sarcástico.—Creo que si alguien estuviese contigo, en este momento ya estaría aquí para rescatarte, porque es obvio que estás hasta arriba de mierda.
La puerta de la habitación principal se abre y el guardia entra, girando la cerradura de la puerta detrás de él. Por una fracción de segundo, había esperado que fuera JungKook viniendo a salvarme en el momento justo. Pero eso era sólo una ilusión. El guardia está mirando a través de mí con rencorosos, ojos sonrientes. Choi asiente con la cabeza y el guardia empieza a quitarse el cinturón.
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J E Z A B E L | JJK LIBRO #2 ✅
Fanfic"Para los profetas que se venden a sí mismos, tengan cuidado de no ser engañados por... Jezabel" Segundo libro de la trilogía Blood Sweat and Tears