⟨42⟩

860 138 150
                                    

No van a doblegarme. 
Porque cuando se trata de mí y lo mío, 
yo soy el juez. Soy el jurado. 
Y si es necesario, soy el puto verdugo.

  

            •DAIMON•








JungKook





No puede ser verdad…

No puede.

Siento como si hubiera despertado de un extraño sueño, como uno de esos sueños que parecen normales al principio, pero a medio camino, las cosas empiezan a desafiar todo sentido de cordura y lógica. 

Ahora estoy sentado aquí, en esta silla, despierto, sintiéndome fuera de 
alcance y de tiempo, preguntándome qué demonios acaba de pasar, mientras un incómodo sentimiento barre a través de mí, y nunca quisiera tener este sueño otra vez.

El instinto me impulsa a salir disparado de mi silla, pero sé que no puedo; tengo que sentarme aquí, ver a Maggi ser prácticamente arrastrada por su codo hacia el centro del escenario, y no poder hacer nada para ayudarla. 

Esta no es una oferta ordinaria – no es una oferta en absoluto– y todos en el teatro lo saben; no solo por la negativa de Maggi a cooperar, lo inquebrantable que es, la cantidad de lucha que hay en ella, pero también por la forma en que está vestida; la sangre en su vestido blanco; los  moretones y la sangre en la cara y en su maldita boca. 

Mi visión es irregular en el mejor de los casos; por un momento veo a dos de ella, sobre el escenario, hasta que las dos se funden en una.

Inhalo y exhalo profundamente.

Un silencio cae sobre la multitud, cien rostros aturdidos mirando al espectáculo mientras se devela rápidamente justo delante de mis ojos.  

Maggi es el cebo.

El hombre la empuja a ponerse de rodillas; ella cae de cara al suelo del  escenario; su cabello derramado alrededor de su cabeza. Las lágrimas salen disparadas de sus ojos mientras levanta la cabeza y mira a la multitud. 

Ella me está buscando, lo sé; sus grandes y asustados ojos se mueven en todas direcciones, escudriñando los rostros de los espectadores que la miran con una fascinación enfermiza.   

El corazón me late en la punta de los dedos, apenas puedo mantenerme en el  personaje; echo un vistazo a Leslie y aunque ella no debe hacer tantas veces contacto visual conmigo, no puede evitarlo. 

Ella está tan confundida como yo; cuando vió a Maggi por última vez, estaba segura y tranquila.  

¿Entonces qué carajos pasó?   

¿Dónde está Taehyung?

Fabricio se adelanta, y Maggi, aparentemente ya familiarizada sobre esto, retrocede ante él, pero ella sabe que no debe intentar correr. 

En sus manos y rodillas, vuelve a mirar a la multitud, buscando desesperadamente esa cara en particular; la que ella quiere ver.

A mí.

Al captar esta comprensión, mi corazón cae en mi estómago.   

Fabricio levanta una mano en gesto hacia la multitud, y los pocos susurros  persistentes cesan de inmediato.   

—Esto, damas y caballeros—, comienza Fabricio—es el rostro de una esclava que  traicionó a su dueño. Íbamos a castigarla a la antigua usanza, pero he decidido que  todos ustedes—sus manos se abren delante de él hacia la multitud—nuestros  maravillosos compradores, que confían en nosotros y gastan mucho dinero en nuestro  producto, deberían recibir la experiencia completa, un primer vistazo raro y exclusivo  dentro de nuestros procedimientos. De esta manera, ustedes sabrán exactamente lo que está consiguiendo cuando nos compran. Sabrán lo estricto que es nuestro entrenamiento, y cuán poco agradables son nuestros castigos—se aleja de la multitud y mira a Maggi—. Y lo brutales que son nuestros juicios cuando se trata de fugitivos e infiltrados.   

J E Z A B E L    | JJK LIBRO #2 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora