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Maggi


La mujer que me mantiene rehén en esta habitación mira hacia mí, esperando algún tipo de respuesta, sabiendo que es el momento en que va a conseguir una. 

¿Un cambio en mi expresión facial? 

¿La tensión en mis hombros? 

¿Mi respiración contenida?

¿Qué hay de las tres cosas?

Viste toda de negro, cada parte de su cuerpo cubierto excepto su cabeza y 
sus manos. Botas negras que acaban justo bajo las rodillas. Mono negro con cierre de cremallera en la parte delantera desde su ombligo hasta debajo de su barbilla. Sombra de ojos negra. Incluso la gema en su único anillo es negra.

No hay ventana en esta habitación, 
simplemente una solitaria puerta; y a juzgar por las pisadas que escucho del 
pasillo, incluso si pudiera deshacerme de ella, probablemente no llegaría lejos una vez que deje la habitación. 

Pero más importante, no dejaría a JungKook en este lugar, y no tengo idea de dónde está; por todo lo que sé, podría no estar aquí.

—¿Te molesta? —pregunta, dando un paso hacia mí con un arma en su 
mano derecha.

—¿Qué exactamente? —No puedo mirarla a los ojos.

El suave sonido de risas llega a mis oídos.

—Que el hombre que amas —comienza a decir, moviéndose más cerca—, te ha estado mintiendo.

Rio ligeramente, aunque es falsa. Y forzada. Tragándome de mi curiosidad por saber a qué se refiere, mantengo a la mujer en mi vista, pero fijo mis ojos en la pared detrás de ella.

—¿Por qué me molestaría? —digo, pretendiendo que no lo hace—. Sería 
ridículo; todo el mundo tiene un pasado, y está en uno si quiere ocultarlo o no.

Puedo sentir a la mujer sonreír, puedo sentir sus ojos en mí, estudiándome, riéndose de mí en silencio como de una mujer barbuda en un circo de fenómenos.

Entonces siento el metal frío de su arma presionado contra mi sien.

—Adelante. Dispárame. Tengo la impresión que antes de que todo esto 
termine, vas a hacerlo de todos modos.

Hay una pausa, y entonces dice como si estuviera aburrida:

—A pesar de lo mucho que me gustaría hacerlo, el que yo te mate no es parte del plan. —No estoy segura de sentirme cómoda con el énfasis que puso en el “yo”.

—Bueno, si usarme para hacer hablar a JungKook es parte del plan —sonrío con suficiencia, girando la cabeza para mirarla a los ojos, a pesar del cañón del arma—, entonces vas a estar decepcionada.

Sonríe, y el arma se aleja de mi cabeza.

—Probablemente es cierto —dice—. Porque un hombre como Jeon JungKook, especialmente Jeon JungKook, es incapaz de preferir el amor antes que a su propia naturaleza.

No tiene ni idea de lo que JungKook haría por mí, yo lo sé, pero no quiero que ella lo sepa, o esto podría terminar mal para nosotros dos.

—Pero seguro que estabas al tanto de que él conocía a Jung mucho antes de que aparecieras en su camino —dice—. ¿O te hizo creer que él solo quería matarlo por ti? Crees que JungKook nunca te ha utilizado por qué desvirgaste su amor ¿eh?

Quiero abofetear su asqueroso rostro, esa mirada burlona, pero probablemente contraatacaría con una bala en el mío.

—No me importa lo que JungKook hizo.

J E Z A B E L    | JJK LIBRO #2 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora