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Si hay vida tras la muerte 
espero que la siguiente mia, ahora sí, 
esté contigo...


JungKook


Llenando de aire mis pulmones, enderezo mis hombros, echo una mirada atrás a Aya, mi esclava solo por esta noche y sigo a la anciana a través de la multitud hacia mi mesa.   

Aya, tal como le indiqué en el hotel, se sienta en el piso a mis pies; la chica viene de callejones y caladas de heroína, y no es tanto lo que puedo hacer por ella más que ofrecerle una buena dosis a cambio de favores. 

Como envenenar un vino,por ejemplo.

No confío en Aya, pero la aterrorizo tanto que le llevaría mucho  traicionarme. Sospecho que algún día lo hará, pero hoy no es ese día. 

Sabe en la mierda que estamos metidos,incluso ella está diferente comparada con la seguridad que sostuvo en la mansión de Frédéric; se sienta más cerca, presionada contra mi pierna como un perro leal que quiere estar lo más cerca posible de su amante dueño. 

Demasiada esperanza Aya. Demasiada.

Fabricio Moretti sube al escenario; el sonido de sus zapatos de vestir taconeando contra  el piso hace eco a través del amplio espacio; el micrófono enganchado a la solapa de la chaqueta de su traje hace sonidos extraños mientras se roza con la tela; escucho el zumbido de luces eléctricas encima de los altos techos; el susurro suave de las  conversaciones; el crujido de las ropas; el tintineo de los vasos–mi cabeza está dando un poco de vueltas–la anticipación de esta noche acrecentándose en mi sangre con cada puto minuto que pasa.    

Tomo nota de cada invitado que ingresa a través de las puertas, archivando cada  uno en mi cabeza, garabateando anotaciones en los márgenes y frustrándome porque hasta ahora, no hay señal de ellos. 

Ninguna. Ni una jodida señal. 

“Y aquí viene ella",escucho susurrar a una mujer a mi lado en tono cantarín.   

Echo una mirada a la entrada sur – como lo hace todo el mundo en el salón–  mientras Frances Lockhart, más conocida para mí como Leslie, entra paseándose por el pasillo como si hubiera paparazis  tirándole fotos a su cara y hubiera una alfombra roja debajo de sus tacones de aguja; mis dos guardaespaldas con los que la envié la siguen bien de cerca, así como las trece chicas que compró la primera noche.   

—Es mejor que mi mesa no esté ocupada— dice en voz alta para que todo el que está cerca la escuche, sumida en su personaje de niña malcriada y poderosa—. Es mi mesa y no me voy a sentar en ningún otro lugar.

No esperaba verla esta noche”,dice otra voz femenina detrás de mí. 

Nadie lo hacía”,concuerda su acompañante

Probablemente le rogó a Papi que le enviara más dinero. Por lo menos, esto será interesante”

Después que un sirviente saca la silla para Leslie, ella se sienta y lo despide con un gesto de la mano.  

—Vete antes que te roces con alguna de mis chicas, ¡vete!— le espeta y el sirviente se apresura a irse. Leslie eleva la mirada notando los ojos en ella, hace una pausa para advertir el desagrado de ellos y entonces los abarca con una mirada de enojo; su boca se abre con un resoplido.  

—¿Hay algo que necesiten?—Pregunta burlonamente y todos apartan la mirada.      

Leslie gruñe, y tan rápido como los invitados desvían su atención, ella pierde  interés y se enfoca solo unos segundos en mis ojos para luego desviarlos inmediatamente a sus chicas.

J E Z A B E L    | JJK LIBRO #2 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora