Prólogo

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JungKook

Estoy a varios kilómetros sobre el paisaje de Wo Hum cuando recibo la llamada.

Daimon —dice Nam en el teléfono—, Jung no está en Wo Hum. Fue reportado que usó una conocida tarjeta de crédito con un viejo alias, a las afueras de La Grange, Nogales.

Levanto mi espalda con rigidez del asiento.

—Eso es menos de dos horas en carro  —señalo, más para mí—. ¿En qué 
momento se registró la tarjeta? 

A las tres y doce de esta tarde. 

Mi cuerpo se vuelve rígido.

Colgando el teléfono, lo aplasto con mi puño hacia abajo a mi lado mientras me dirijo a la cabina.

Menos de una hora más tarde estoy conduciendo a través del tráfico 
descuidadamente, llamando atención innecesaria en mí. Pero conduzco rápidamente,pasando un número de semáforos, sin saber cómo me las arregle para conducir todo el camino de regreso a la casa de Meji Woo, sin tener que perder un policía o dos en una persecución a alta velocidad en mi camino.

Hay un vehículo aparcado en el frente, en la calle entre la casa de Meji Woo y la de al lado . Yo no recuerdo haberlo visto cuando los pasé. Con mi arma en mi mano, me mantengo bajo mientras salgo y corro por el camino, utilizando el vehículo de Meji Woo como escudo por si acaso. No hay luces en el interior de la casa. Es inusualmente tranquilo.

El perro de Meji Woo normalmente estaría enredado en la ventana blindada para ahora, tratando de ver hacia fuera después de escuchar un vehículo pararse.

Oigo otro perro más grande, ladrando en el patio trasero del vecino de enfrente y me quedo agachado, haciendo mi camino por debajo de la marquesina y al lado del vehículo antiguo estacionado allí.

Una figura emerge desde el lado de la casa justo después de que me muevo en silencio a través del espacio y llego a la pared de ladrillo debajo de la marquesina. Lo tumbo por la garganta demasiado rápido para que reaccione y lo tiro al suelo. Su arma golpea el hormigón y en el mismo momento, pongo una bala en su sien antes de que tenga la oportunidad de disparar.

Otro hombre dice su nombre, buscando al hombre que acabo de matar. No espero a que venga por el lado. Doy un paso justo en frente de él, levanto mi pistola en su cara y consigo mi tiro antes de que él me vea completamente. Su cuerpo golpea la hierba.

Espero unos segundos en caso de que haya más y entonces me lanzo dentro de la casa por la puerta lateral por debajo de la marquesina.

La casa ha sido destruida; el perro de Meji Woo, muerto a tiros en el piso de la cocina. 

Huelo humo de los disparos, sangre, café recién hecho y colonia desconocida.

El primer cuerpo que veo es el de Meji Woo . El segundo, el de Jung.

Y entonces la veo...

Maggi recostada al lado del cuerpo de Meji Woo y sangre esparciendo por su estómago.

Aún no puedo moverme. Parece 
como si alguna fuerza invisible fuera más fuerte que la mía me lo prohibiera.

Muerte. Estoy muerto por dentro. Así es como se siente estar muerto. 

Después de segundos que se alargan como horas, en un ataque de emociones, siento mis rodillas penosamente moverse sobre el suelo, acarreando mi tembloroso cuerpo hacia ella. Se siente como una eternidad, pero en segundos estoy luchando para tenerla en mis brazos, mis manos cubriendo su estómago, tratando de detener la hemorragia.
El arma que dejé debajo de su colchón se encuentra junto a su pie. La deslizo en la parte de atrás de mis pantalones.

J E Z A B E L    | JJK LIBRO #2 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora