En el reino de Kleós, la guerra había teñido de sangre los campos y las ciudades durante dos largos años. Las praderas que una vez florecían bajo un cielo azul ahora yacían calcinadas y destrozadas por la batalla. El pueblo, abatido y exhausto, veía pasar los días con la esperanza de un final que nunca llegaba. La oscuridad que cubría el reino era tan espesa que incluso el sol parecía reacio a brillar con su antigua intensidad.
En el corazón del castillo, la atmósfera era igual de sombría. Los pasillos resonaban con murmullos y susurros de conspiraciones y desesperanza. Esta mañana, sin embargo, había una expectativa tensa en el aire.
Los llamados guerreros de élite, estaban reunidos en la sala del trono. Los integrantes de este grupo consistían en: Bakugō, el rubio poseía una destreza innegable y su quirk añadía una ventaja obvia a la hora de marcarlo vencedor en las batallas, los dos siguientes integrantes eran Kaminari y Kirishima, el llamativo dúo cambia formas, ambos habían pulido sus técnicas de pelea en su forma bestial y recibían constantes entrenamientos para que fueran capaces de controlar sus habilidades con control absoluto.
A raíz de esto, el estado de Kaminari estaba desgastandose con cada día que pasaba. En los entrenamientos también se ponía aprueba el poder dominante de Kirishima sobre los demás dragones. El papel de Kaminari era intentar escaparse de ese control para que el pelirrojo fuera capaz de amplificar su habilidad. Cada vez que se veía sometido a esos entrenamientos sentía su cabeza apunto de explotar, las cosas a su alrededor pasaban como una alucinación y ni siquiera podía mover su cuerpo. Algunos sirvientes del castillo siempre estaban junto a él durante esos días para llevarlo a su cuarto y cuidar de él por los próximos días hasta que pudiera manejar su cuerpo apropiadamente de nuevo.
Sero también hacía parte de este grupo, era muy habilidoso con las flechas y el combate a larga distancia. Y Mina hacía una gran contribución con su vasto conocimiento en hechizos y magia a pesar de que no poseyera grandes habilidades de combate. Los demás eran soldados bajo el mando de Todoroki, entre ellos, Iida y Momo.
El principe Shotō, con porte altivo y mirada gélida, se situó frente a ellos. Vestido con su armadura negra adornada con filigranas doradas, emanaba una autoridad incuestionable. Sin embargo, aquellos que lo conocían bien sabían que detrás de esa fachada se ocultaban secretos y emociones profundamente guardadas.
—Mañana, al amanecer, marcharemos hacia las montañas de Ezeron —dijo el rey, con su voz resonando en la vasta sala—. La próxima batalla decidirá el destino de nuestro reino. Será un enfrentamiento extremadamente peligroso, y no puedo prometer que todos regresarán.
Cada palabra del rey era un golpe de realidad. Todos sabían que la misión sería casi suicida, pero la lealtad a su tierra, y contratos previamente firmados, los obligaba a seguir adelante. Todoroki observaba a sus soldados, mostrando un rostro de impasible liderazgo. Sin embargo, en su corazón, un torbellino de emociones se desataba.
Sus ojos no dejaban de buscar a los de Bakugō, ese guerrero cuyo valor y destreza en combate eran inigualables. El rubio cenizo era el único por quien Todoroki sentía respeto genuino y algo más; un sentimiento profundo y oculto que se obligaba a sepultar. Bakugō destacaba entre los demás por su mirada vacía y su porte impenetrable, incluso en los momentos más oscuros.
Gran parte del grupo se sentía tenso y herido por sus propios conflictos internos, sin embargo, sabían que debían actuar como una unidad. El vínculo que alguna vez compartieron era ahora una sombra de lo que fue, pero en el fondo de sus corazones, todos anhelaban regresar a esos días de camaradería y confianza mutua. Cada uno de ellos había sufrido pérdidas personales, y las rencillas que los separaban eran heridas abiertas en sus almas.
Kaminari lanzó una mirada fugaz a Kirishima. Por su mente solían cruzarse esos días en los que eran inseparables, pero la brecha entre ellos aún no se había cerrado. Por su parte, Sero intercambió una mirada tensa con Bakugō, la discusión que se había desatado sobre lo que había pasado cuando se descubrió lo que le había hecho al clan de Kirishima los había distanciado irremediablemente. Nada era lo mismo.
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Rise of the Dragon | KiriBaku
FanfictionEn las tierras mágicas de un reino ancestral, Eijirō Kirishima, un valiente cambia formas con una piel resistente como la roca y escamas resplandecientes, lucha junto a Katsuki Bakugō, un intrépido guerrero cuyas habilidades son tan afiladas como su...