Ser el líder de un clan no era fácil, y esa personalidad testaruda y orgullosa que Bakugō tenía no le ayudaba en nada. Él mismo estaba comenzando a exasperarse por la poca tolerancia que tenía a convivir con otros. Tener que ir de un lugar a otro, hablar con personas que nunca en su vida volverá a ver -o eso espera-, simular ser amable o al menos mantener una actitud decente frente a todos, ya le estaba cansando.
Tal vez la diplomacia no era lo suyo y debía conseguir alguna clase de asistente que se encargara de todas esas cosas que él no quería hacer. No tenía ni una pizca de interés por relacionarse con personas ajenas a su clan, pero si no quería que estallara una guerra o alguna estupidez así donde todos posiblemente morirían, debía hacerlo.
Suponía que imaginar un montón de cosas en su cabeza lo entretenía de la detestable realidad que estaba viviendo ahora. Siempre había preferido combates o peleas de contacto físico pero ahí estaba, oyendo a un grupo de ancianos que seguramente lo desprecian, pero de la clase de odio más puro que existe, y de no ser alguien importante probablemente ya le habrían escupido encima.
Y por supuesto una invitada especial que le importaba un comino, una hechicera del reino que venía a quién sabe qué y no tenía idea alguna de cuál era su nombre, así que en su mente la llamaba cara redonda, para tener una idea obviamente, tal vez debía comenzar a prestar atención a la reunión pero se sentía exhausto. No dormía más de dos horas seguidas desde hace una semana y estaba comenzando a afectarle.
— ¿Qué le parece a usted, líder Bakugō?
Perfecto, una pregunta sobre algo que llevaban hablando horas y él a duras penas había captado algunas palabras de esa charla.
No sabía que responder claro está, y todos tenían una mirada expectante sobre él a espera de su respuesta, antes de probablemente avergonzarse frente a las personas en ese salón, el príncipe Todoroki habló: — Tal vez lo incómoda la hora de la reunión con Avere Circum, no se preocupe, luego podrá decirme que hora se le acomoda mejor.
Otra reunión, espléndido. ¿No que los clanes se odiaban los unos a los otros? Pues no parecía, mejor debían volver a los tiempos bárbaros en que se detestaban y no tenían que verse, estaba comenzando a fraternizar demasiado con los demás.
— Claro — respondió de manera escueta, ya le explicarían que había pasado esas dos horas que llevaba ahí sentado.
Algunos minutos después, terminaron su reunión y cada uno de los ancianos se despidió de él con una leve reverencia, luego vino la hechicera cara redonda a decirle adiós de manera educada como lo haría cualquier persona decente.
— Hasta pronto, líder Bakugō. — dijo extendiendo su mano con delicadeza hacia él.
— Adiós, cara- — fue interrumpido por Todoroki que se apresuró en llegar.
— Lamento la interrupción, pero debía informarle que todas la cosas que pidió ya están en su habitación — dijo con una sonrisa educada y una expresión neutra.
— Oh, muchas gracias, iré a revisar — respondió algo sorprendida.
— Claro, no se preocupe, nos vemos en unas horas, Uraraka. — La chica solo asintió hacia él y abandonó el lugar.
Bueno, ahora sabía como se llamaba. Pero el tema sería cuánto tiempo tardaría en olvidarlo.
— Eres un idiota, enserio. Solo debías prestar atención a la maldita reunión — lo regañó el medio albino severo, generalmente no tenía esa actitud con él, ni con nadie.
— ¿Estás bien? — preguntó dirigiendo una mano hacia su hombro que fue alejada bruscamente de una palmada.
— Estoy bien — se alejó un poco del rubio, intentado concentrarse en su respiración y calmarse de nuevo.
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Rise of the Dragon | KiriBaku
FanfictionEn las tierras mágicas de un reino ancestral, Eijirō Kirishima, un valiente cambia formas con una piel resistente como la roca y escamas resplandecientes, lucha junto a Katsuki Bakugō, un intrépido guerrero cuyas habilidades son tan afiladas como su...