Llevaban sólo cinco minutos ahí dentro pero cada segundo se había sentido como una eternidad, no se habían dirigido la palabra en ningún momento y ni siquiera habían tenido un misero choque de miradas.
— Yo...
— No tienes nada que explicar — cortó severo Bakugō con la mirada fija hacia el exterior.
No quería oírlo, no quería que la persona que amaba le dijera como estaba en una relación con otra persona, pero se lo merecía, se merecía cada momento de dolor por el que pasaba.
— Pero quiero decirlo.
No quiero oírlo.
— No me interesa lo que vayas a decir — se hizo más hacia atrás en su asiento, intentando disipar la incomodidad que sentía mientras hacia cualquier otra cosa.
— Solo quiero explicarte qué pasó — por alguna razón sentía la necesidad de explicarse con el rubio así a este no le interesara.
— Fue un accidente.
— Claro, resbaló y sus labios justo cayeron sobre los tuyos — respondió volteando a mirarlo por primera vez, su tono un poco más ácido de lo que debería haber salido.
— Eso no fue... — no sabía como continuar, no se sentía con el derecho de hablar sobre lo que pasaba con su amigo. — Él tiene otra clase de problemas.
— Y esa fue su brillante manera de solucionarlos — estaba comenzando a enojarse por todas las estupideces que el pelirrojo le estaba diciendo. — ¿Crees que soy un maldito idiota? — cortó enojado a Kirishima antes de que pudiera continuar.
— No soy un puto tarado, Kirishima. No es tan complicado decirme que es tu pareja. — Su voz sonaba rasposa, tal vez por las lágrimas que estaba conteniendo y quemaban en su garganta.
— ¡Esa no es mi intención! Él enserio tiene otros problemas — dijo tratando de disipar el enojo del muchacho. — Pero no puedo decírtelo, está muy afectado ¿sabes? — le explicó viendo hacia el suelo junto a una sonrisa llena de nostalgia.
Aunque le hubiera gustado responder no tenía idea de que decir y fue salvado por el brusco freno que dió el carruaje repentinamente. La puerta fue abierta rápidamente por quién manejaba y empezó a disculparse por lo sucedido.
— Está bien, basta — lo interrumpió el rubio harto de oír disculpas estúpidas, se levantó de su asiento y salió del carruaje esquivando al chico que quería ayudarlo a bajar.
— Lo lamento, está enojado — pidió disculpas el pelirrojo dándole una palmadita en el hombro al muchacho frente a él para luego ir tras Bakugō.
No hizo falta correr mucho para alcanzarlo, cuando estuvo a su lado no dijo nada y solo siguieron caminando hacia la entrada del castillo. Había luces por todos lados, y telas en cada farola a modo de decoración. No eran los únicos que iban llegando, es más, estimaba que casi cien personas estaban ahí, todos con trajes caros y elegantes, joyas relucientes y cabellos perfectamente peinados.
— Me siento fuera de lugar — confesó Kirishima con una mano en su nuca riendo levemente.
— ¿Mmh? ¿Por qué? — preguntó confundido el rubio por la repentina intervención.
— No lo sé, tal vez pueda ser por... ¿mi cabello? — intentaba encontrar específicamente que era pero no estaba seguro, en cuánto se vio rodeado por todas esas personas fue fácil para él notar como no pertenecía ahí.
— ¿Eres idiota? Tu cabello está bien, no tienes porqué prestarles atención a los demás — aunque lo dijo en un tono brusco sirvió de apoyo para el pelirrojo quien le respondió con una sonrisa.
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Rise of the Dragon | KiriBaku
FanfictionEn las tierras mágicas de un reino ancestral, Eijirō Kirishima, un valiente cambia formas con una piel resistente como la roca y escamas resplandecientes, lucha junto a Katsuki Bakugō, un intrépido guerrero cuyas habilidades son tan afiladas como su...